'MEMÒRIA DE SANG' LLEGA A LAS LIBRERÍAS EN CATALÁN Y CASTELLANO

Calpena se va a la guerra

El periodista sitúa su primera novela en las batallas de Wad-Ras y Tetuán

Enric Calpena, frente al cuadro 'La batalla de Tetuán', en el MNAC.

Enric Calpena, frente al cuadro 'La batalla de Tetuán', en el MNAC.

ERNEST ALÓS / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Al'Àfrica, minyons!, se cantaba en 1859 en el Liceu para animar el reclutamiento de los voluntarios catalanes que seguirían al general Prim en su campaña de Marruecos. Al África, a las batallas de los Castillejos, Tetuán y Wad-Ras, y también a la Barcelona mugrienta, corrupta y caciquil de 1851 (y más allá en futuras novelas), convoca el periodista Enric Calpena a los lectores con su primera novela, Memoria de sangre / Memòria de sang (Ediciones B). Director de programas de divulgación histórica en radio y televisión y comisario de la semana de novela histórica de Barcelona, no hay duda de cuál era el género en el que Calpena haría su bautismo de fuego. Y lo hace, con el objetivo de Sant Jordi a la vista y el mismo ímpetu que en 1860 los soldados vestidos de pana, tocados con barretina y calzados con alpargatas asaltaron el campamento de Muley Ahmed y días después pararon a pie firme la carga de la caballería bukari, la guardia negra del sultán.

UNA BARCELONA APESTOSA / Pero todo empieza nueve años antes, en una Barcelona que aún no era la ciudad de los prodigios, otro de los hallazgos de la novela. «Era una ciudad desastrosa y sucia, con 120.000 habitantes encerrados en las murallas, con una densidad brutal, deplorable, apestosa», explica Calpena. «La Calcuta actual nos parecería lujosa al lado de la Barcelona de 1851», añade.

En esa Barcelona, el protagonista de la novela, el joven campesino Joan Gort, recién llegado de Reus, pierde su padre a manos de un personaje real (casi todos los de la novela lo son, como un general Prim al al que imagina «capaz de exaltar a los soldados pero frío, y un ambicioso de primer orden»): Jeroni Tarrés, jefe de la Ronda, la policía del Gobierno civil. Tarrés acabaría en el presidio en Ceuta, tras liquidar de forma demasiado indiscreta al líder demócrata Francesc de Paula Cuello, y hallaría la muerte en Wad-Ras, donde en la ficción sus pasos se cruzarán de nuevo con Gort. «Un hijo de puta con aspiraciones», lo define Calpena, que supo de su existencia hace 15 años, un descubrimiento que es el germen de esta novela. Hay testimonios de la época de sobras para reconstruir ese asesinato, así como la expedición de África o las actividades de la Ronda d'en Tarrés, un precedente en clave mafiosa de la Guardia Urbana: un grupo de facinerosos a sueldo del cabecilla conservador Serra i Montclús que, explica, «mantenían el orden público a cambio de controlar los negocios sucios». Es un episodio tan sabroso como poco conocido: se hicieron con las chocolaterías y las convirtieron en establecimientos donde se practicaba el juego y la prostitución.

Por cierto, aunque parezca mentira en el contexto reciente de la novela histórica catalana, Calpena ha elegido un momento en que el debate nacional no era la cuestión, sino que se estaba acumulando una tensión social prerrevolucionaria. Algo que, de todas formas, a sus personajes les suena muy lejano, como debería suceder con la inmensa mayoría de la población, «que tendría una visión muy parcial de la realidad».

UN PERSONAJE CON MUCHO FUTURO / Lector intensivo de las series de novelas de autores como Simon Scarrow, George McDonald Fraser y Bernard Cornwell, es quizás la huella de este último, y su fusilero Sharpe, la que más se hace notar en Memòria de sang. Así que, para ser consecuentes, tocaría iniciar una serie con Gort como protagonista. Y en ello está Calpena: «Sharpe es un personaje mucho más duro que Gort, que no es un héroe pero sí un chico valiente y con empuje. A diferencia de Sharpe no quiere ser un soldado profesional, pero acaba en el Ejército y eso lo llevará lejos de casa». De momento irá a parar a Sicilia poco antes del desembarco de Garibaldi. Así que parece que le esperan al menos dos novelas más en Sicilia, Calabria y Nápoles, con la camisa roja de la expedición de los mil (que eran 1.007, o 1.089; Calpena ya está buscando el listado completo de nombres, y promete más acción, y quizá algún lío con una agente a sueldo de los austriacos).