entrevista con el Guionista de 'Ocho apellidos vascos'

Borja Cobeaga: "No busco un premio a la concordia"

OLGA PEREDA / BARCELONA

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Fue uno de los padres de Vaya semanita y lleva 14 años viviendo en Madrid, aunque con un pie también en su ciudad natal, San Sebastián. Tras dirigir Pagafantas y No controles, Borja Cobeaga firma ahora el guion de Ocho apellidos vascos.

-¿Cuantos apellidos vascos tiene?

-Siete. Y el octavo es Gutiérrez, que no puede ser más castellano.

-Siempre dice que su objetivo es hacer películas, no trascender. Pero Ocho apellidos vascos hace por la normalización en Euskadi más que muchos discursos políticos.

-No busco el Príncipe de Asturias de la Concordia (risas).

-Reírse de uno mismo es sano.

-Es instinto de supervivencia, igual que reírse de los demás. Es sano y fundamental.

-¿Ejerce usted de vasco?

-Sí.

-¿Qué es ser vasco?

-Un ejemplo. Cuando vi Las brujas de Zugarramurdi [la última película de Álex de la Iglesia], me pareció vasquísima. Casi la más vasca en la carrera de Álex. El muñeco gargantúa, el matriarcado… A mí me preguntan si soy vasco y digo que no, que soy vasquísimo.

-¿Es importante ese sentimiento hacia la tierra?

-No, es una tontería. No es que no me sienta bien siendo vasco, pero podía haber nacido en Badajoz o en Ámsterdam.

-Los nacionalismos viven un momento tenso.

-Ya, los catalanes nos han adelantado. Es indignante cómo nos han robado protagonismo a los vascos, joder. Éramos el eje de la política nacionalista y mira lo que ha pasado.

-¿Comprende la consulta catalana soberanista?

-Por supuesto y estoy a favor de que se lleve a cabo. Los otros españoles no tenemos mucho que decir. Si es el deseo de los catalanes, que se haga. Como si Tarragona quiere independizarse de Catalunya. Pero tengo que decir una cosa. Yo era adicto a ¿Alguna Pregunta Més?, de TV-3. Pero me he desenganchado porque ya no se ríen de sí mismos sino que cargan las tintas hacia los otros. Ese discurso victimista...

-Tras Ocho apellidos vascos, ¿podría haber Ocho apellidos catalanes?

-Espero que sí. Pero con lo que se tarda en hacer una película, seguro que Catalunya ya es independiente y forma parte de la Unión Europea.

-Usted suele despotricar de la expresión humor inteligente.

-Es una proclamación de estatus superior. Es algo tremendamente vanidoso decir que a ti te gusta el humor inteligente. El humor desata algo que no puedes controlar, la risa. No me gusta nada esa típica frase de esta película o este libro es una mierda pero te ríes. Pues, hombre, si te ríes ya has conseguido tu objetivo, ¿no? Todo eso es algo muy pijo que divide a la gente. Es como el esnobismo en la música.

-En el mundo del cine se suelen soltar frases hechas como «esta película puede funcionar para el gran público».

-Sí, se dice que algo es una mierda pero que a la gente le gustará. Me suena a senadores romanos. Es ridículo, no puedo con eso.

-¿Por qué nos da vergüenza admitir que vemos El Príncipe o Galerías Velvet y no True detective?

-Por lo mismo que se dice que Shakespeare escribiría hoy en la HBO, una frase cliché absurda. En realidad, lo que pasa es que estamos encantados de conocernos. Queremos ser más exclusivos que nadie. Y si no, miremos las redes sociales. Nadie cuelga fotos en chándal un sábado por la tarde. Siempre parece que estamos pasándonoslo de la hostia, disfrutando con las cosas más elevadas. Es una cuestión de autoestima. Necesitamos subírnosla para saber que somos mejores. A mí me gusta más True detective que Los misterios de Laura, pero eso no me convierte en nadie mejor.

-Hay crisis en el cine español, pero a usted no le falta el trabajo. 

-Soy un privilegiado, es verdad. Pero tengo que reconocer que a veces me cuesta cobrar las facturas. Vivo bien, pero es que no tengo coche ni hijos ni hipoteca.