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Muere Kiarostami, el gran maestro del cine iraní

El director de 'El sabor de las cerezas', palma de Oro en Cannes, tenía 76 años y sufría un cáncer gastrointestinal

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RAFAEL TAPOUNET / BARCELONA

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Abbas Kiarostami, el cineasta iraní más reconocido internacionalmente, premiado en numerosos festivales de todo el mundo y ganador de la Palma de Oro de Cannes en 1997 por ‘El sabor de las cerezas’, ha fallecido a los 76 años en París, adonde se había trasladado para recibir tratamiento por un cáncer gastrointestinal que le fue detectado el pasado mes de marzo.

Nacido en Teherán en 1940, Kiarostami estudió Bellas Artes y trabajó como diseñador gráfico y como publicista antes de convertirse en el responsable del departamento de cine del Centro para el Desarrollo Intelectual de Niños y Jóvenes (Kanun). Allí su misión consistía en realizar películas de tono didáctico sobre los problemas de la infancia y la juventud, un trabajo que le sirvió para aprender el oficio de cineasta y encontrar su propio sello como autor (los niños siempre fueron una presencia habitual en su cine).

Tras la revolución islámica que en 1979 derrocó al shah y situó en el poder al ayatolá Jomeini, Kiarostami decidió, a diferencia de muchos colegas de profesión, quedarse en Irán y adaptarse a la nueva situación. “Soy como un árbol que hunde sus raíces en la tierra. Si me trasplantaran a otro lugar, dejaría de dar frutos”, señaló en una ocasión.

LA TRILOGÍA DE KOKER

En 1987, se dio a conocer más allá de las fronteras de su país con ‘¿Dónde está la casa de mi amigo?’, título que inaugura la llamada trilogía de Koker (nombre de una aldea del norte de Irán), que se completa con ‘Y la vida continúa’ (1991) y ‘A través de los olivos’ (1994). En estos tres filmes quedan bien  expuestos los rasgos que definen el cine de Kiarostami: rigor intelectual, minimalismo argumental, largas secuencias y repeticiones y un juego sutil entre realidad y ficción. Y un público fuertemente dividido.

Si la trilogía de Koker cimentó el prestigio internacional del director iraní como un autor de gran relevancia, ‘El sabor de las cerezas’ consolidó su reputación de forma definitiva. Este retrato del deambular de un hombre de mediana edad que busca a alguien que le ayude a suicidarse a cambio de una suma de dinero se llevó el premio mayor en la 50 edición del Festival de Cannes (exaequo con ‘La anguila’, de Shohei Imamura) y disparó la proyección de su autor, hasta el punto que las autoridades iranís empezaron a ver su trabajo con recelo y a ponerle trabas.

UN ÁRBOL TRASPLANTADO

El reconocimiento internacional continuó con filmes como ‘El viento nos llevará’ (1999), que ganó el Gran Premio del Jurado en la Mostra de Venecia, ‘Diez’ (2002) o el documental minimalista ‘Five’ (2004), y proyectos colectivos como ‘Tickets’ (2005) o ‘A cada uno su cine’ (2007). Paralelamente, Kiarostami participó en diversas instalaciones museísticas y exposiciones fotográficas.

Finalmente, ante la presión de las autoridades islámicas, el árbol tuvo que aprender a dar frutos lejos de su país, y Kiarostami rodó sus dos últimas películas, ‘Copia certificada’ y ‘Like someone in love’, en Italia y Japón, respectivamente.