Mario Pacheco, el visionario que creó Nuevos Medios, muere a los 60 años

Mario Pacheco fue una rara avis de la industria discográfica. El fotógrafo, productor, cazatalentos y creador del sello Nuevos Medios fue un generoso visionario al que no le molestó, por ejemplo, que Ketama y Tomatito abandonaran su discográfica para seguir creciendo fuera de su nido. Víctima de un cáncer fulminante, falleció ayer en Madrid a los 60 años.

Jaume Sisa, amigo de Pacheco antes de que grabara con él cuando se hacía llamar Ricardo Solfa (su efímero alter ego), recuerda que se conocieron «a finales de los años 60». «Yo formaba parte del grupo Dispersa y éramos de los pocos melenudos que se hacían enviar discos de Londres que aquí no llegaban», relata. La devoción de Pacheco por la música fue posterior a la de la fotografía, pero una le llevó a la otra. «Y recuerdo los años en que vivió en Barcelona trabajando para Edigsa, durante los 70, con su mujer, La Cucha».

NUEVO FLAMENCO / En 1982 Pacheco se animó a montar en Madrid Nuevos Medios. «Ha sido un hombre importantísimo dentro de la música española, una pieza fundamental en la historia del flamenco tradicional y de toda esa generación de jóvenes que ya estaban tocados por la guitarra eléctrica y el rock. El nuevo flamenco se lo inventó él. Se los llevaba al estudio, les compraba marihuana si hacía falta, les hacía de mánager, productor, niñera...», asegura Sisa. El Blues de la frontera de Pata Negra fue una de sus obras canónicas (Rockdelux lo eligió como el mejor disco de los 80). Y de su sello surgió el único disco que grabó el ex-Ketama Ray Heredia, el indispensable Quien no corre, vuela.

Pepe Habichuela fue su primer fichaje. Pero no solo atesora joyas del flamenco (por cierto, Martirio también debutó con él y el último compacto de Mayte Martín salió de su factoría). Golpes Bajos publicaron aquí su primer elepé. Y como cantaban ellos, Malos tiempos para la lírica: «Difícilmente Nuevos Medios seguirá sin Pacheco», valora Sisa.

Javier Mariscal, que ilustró varias portadas por petición de su «amigo», asegura que «nos deja tras una vida muy plena. Descubrió continuamente. Y gracias a su laboratorio hemos podido escuchar un tipo de música que si hubiera vivido en Nueva York el mundo entero se rendiría ante ella».