Neuronas de una generación

Neuronas de una generación

Neuronas de una generación / periodico

ALBERT BARQUÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hola. Me llamo Albert y tengo 25 años. A mi generación se la conoce mundialmente con el nombre de "Millennials" o "Generation Y". Nuestros años de nacimiento van de los 80 a los 90. Somos una generación que ya ha nacido en una democracia consolidada y una economía avanzada; que ha crecido con la revolución digital; y que el momento de madurez nos ha llegado en medio de la crisis más profunda de la etapa democrática, tanto a nivel económico como político. ¿Y todo esto qué implica para el futuro? ¿De dónde venimos, quiénes somos y qué anhelos tenemos? ¿Como repercutirá en nuestra forma de pensar y actuar? ¿Y en la cultura y la sociedad, la economía, la educación, el conocimiento, la ciencia y el estado del futuro?

Neurocàpsula

Los valores son criterios orientadores de la conducta que se relacionan con estilos de vida, con las costumbres y con la forma específica que se tiene de relacionarse con los demás. Dan, por tanto, no sólo sentido a la vida propia y conforman identidad, sino que también dan sentido a la convivencia entre personas y, incluso más allá, dan sentido a menudo la convivencia entre seres vivos. Los valores, evidentemente, son realidades cambiantes. Un cambio de valores se puede producir cuando la realidad resulta muy diferente de las expectativas que uno se ha hecho. Nuevos estímulos, informaciones recibidas, eventos que no se ajustan a la propia escala de valores, son ejemplos que hacen que aparezcan incongruencias y hacen de este fenómeno algo maleable.

Queda claro, pues, que los valores, como todo fenómeno social, no es estático sino dinámico y, por tanto, está sujeto a los cambios culturales que se suceden con el paso del tiempo. Desde hace medio siglo las sociedades occidentales han vivido y viven una lenta pero inexorable transición entre sistemas de valores. Así, el sistema originario correspondería a un paradigma materialista y el nuevo sistema emergente inscribiría en lo que se llamó primeramente paradigma posmaterialista y después posmoderno.

El modelo

Por sistema de valores materialista entenderíamos un modelo donde la elección preferencial de los individuos se orienta prioritariamente a la satisfacción de las necesidades fisiológicas (vinculadas a la supervivencia), económicas (ligadas al bienestar material) y de seguridad personal. Quien formaría parte de este sistema de valores? Nuestros padres. Nacieron entre los años 50 y 60 y fueron criados por nuestros abuelos en época de explosión de natalidad, prolongada entre tiempos de posguerra y final del franquismo. Seguridad económica y seguridad emocional eran los valores obsesivos que transmitían nuestros abuelos a nuestros padres. Fueron educados durante la niñez para imaginar una carrera próspera y estable para ellos mismos; para construir una carrera segura y práctica. Durante la adolescencia y entrada a la madurez presenciaron la época de transición, una incertidumbre que les llevó aún más a la búsqueda de valores seguros y estables en sus vidas una vez alcanzada la victoria de la democracia.

En cambio, hablamos de sistema de valores posmaterialista cuando la elección preferencial de los individuos se orienta con carácter prioritario a la satisfacción de necesidades de índole menos material, basadas en la satisfacción de necesidades afectivas, intelectuales y de autorrealización personal. En función de estos parámetros se redefiniría el concepto de calidad de vida, que entonces tendría relación no sólo con aspectos materiales ineludibles, sino también con aspectos sociales y personales intangibles, vinculados a las sensaciones que conlleva la experiencia vital del individuo más allá de la mera supervivencia.

Mi generación

Mi generación ha crecido en pequeñas familias suficientemente opulentas para que no haya faltado casi nunca nada. Hemos crecido inmersos en abundancia más que en escasez en términos medios. Sorprende que con un abanico de tiempo tan reducido, la educación transmitida de abuelos a padres y de padres a hijos (nuestra generación) sea tan distinta. ¿Cómo afecta esto a nuestras expectativas y nuestros anhelos vitales? Los jóvenes actuales de las sociedades occidentales avanzadas deberían ser la generación más posmaterialista de toda la historia, dado que ya son varias las generaciones que han vivido en una situación de paz y relativa escasez de conflictos, coincidiendo con unos años de fuerte expansión económica y teniendo en cuenta que este contexto se ha prolongado durante toda su etapa preadulta.

Los jóvenes de nuestra generación han tenido una infancia, una adolescencia, y en definitiva una vida donde en su entorno, las dimensiones consideradas materialistas (las necesidades fisiológicas-vinculadas a la supervivencia, económicas-ligadas al bienestar material-y de seguridad personal) se han visto superadas con creces. Y con ello todo lo que conlleva el desarrollo de sus sistemas de valores. Pero ante la situación actual podría darse el caso de que éstos se vieran truncados. El contexto de crisis de estos últimos años podría provocar un aumento de incertidumbre en algunos de los pilares claves que dábamos por superados los jóvenes de nuestra edad. Nos hace replantear un posible retroceso en preferencias materialistas, sobre todo las relacionadas con la seguridad económica. Las circunstancias actuales, vuelven a hacer emerger valores materialistas que parecía que estaban desapareciendo.

Ahora más que nunca, nosotros somos posibles portadores de unos valores que surgen de un mix, de una olla mezclada con preferencias materialistas y posmaterialistas al mismo tiempo. Sumergidos en la incertidumbre, llenos de complejidad.