Blaumut, dibujando historias

Tienen solo un álbum, 'El turista', que no parece un disco de debut. Blaumut es más que un grupo emergente. Y su singularidad no pasa desapercibida: Pop-folk de cámara con andróminas varias, toques electrónicos, algún que otro silbido o verso recitado... El sábado inicia en el Foyer del Liceu, en el ciclo 'Músiques Sensibles', su gira de teatros.

¿Eran conscientes de que su propuesta resultaría tan original? Mezclar la sobriedad de la clásica con una sierra de leñador, por ejemplo, es cuanto menos chocante. "No nos planteamos cómo tenemos que sonar, o si somos originales o no. Nos interesa si el resultado final nos gusta, y eso es lo que mostramos -responde el cantante Xavi de la Iglesia-. Eso sí, no marcamos límites a la hora de experimentar sonidos con lo que tenemos mano".

Capturar sensaciones

Las letras de Blaumut son "pequeñas fotografías" que unidas "forman un hilo conductor". Y curiosamente su mayor hit, Pa amb oli i sal, empieza precisamente así: "Fes una foto del terrat que des d'aquí puc veure Mart". La querencia del vocalista por el mundo gráfico ("dibujo, pintura, fotografía") provoca, dice, que a la hora de escribir "también dibuje historias, sensaciones que se van construyendo con la melodía".

Un buen tanto para Blaumut fue el hecho de que 'Pa amb oli i sal' empezara a sonar en las medias partes de los partidos del Barça. La primera vez que ocurrió fue ni más ni menos que durante un clásico: Barça-Madrid. "Nos quedamos de piedra", recuerdan estos culés declarados. Pero, ¿creen que Pep Guardiola, tan amante de la música, les hubiera seleccionado? "Eso solo lo puede responder él", ríe.

Las piezas de Blaumut dan para mucho. Y generan "inevitables" comparaciones. La canción '100º C', con ese inicio a capella, le encantaría a los seguidores de Fleet Foxes.  E 'Islandia' se podría emparejar con 'Desire' de Bob Dylan. Y no hace falta irse tan lejos: 'Bicicletes' (la que interpreta para EL PERIÓDICO), con esa melodía tan pop-folk, la podría haber firmado otra banda con sede en Barcelona, Manel. "Estamos acostumbrados socialmente a que se nos dan unos parámetros y tendemos siempre a contrastar con lo ya existente", asegura De la Iglesia.

Pero Blaumut tiene claras notas diferenciales. En parte, gracias a su violinista búlgaro Vassill Lambrinov. Él y el cantante forman el núcleo fundador del conjunto. Lambrinov es también un freelance que toca cuando le reclaman con orquestas como la del malparado Liceu. "Uno de los ámbitos que más está sufriendo la crisis es la cultura y, por tanto, la clásica. Sus partidas presupuestarias son las más afectadas. Cuando el arte es una necesidad para el espíritu. Espero que esta tendencia de considerarla algo superfluo cambie", suspira el músico.