EMOTIVA RUEDA DE PRENSA

Neymar: "Podría estar en una silla de ruedas"

El delantero brasileño rompe a llorar al recordar la lesión que le causó Zúñiga, aunque asegura que no guarda rencor al defensa colombiano

JOAN DOMÈNECH / Río de Janeiro (Enviado especial)

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Ha vuelto Neymar a Granja Comary, el centro de entrenamiento de la selección brasileña en Teresópolis. Ha vuelto este jueves, ha charlado con los jugadores, se ha abrazado a Luiz Felipe Scolari y después ha comparecido en una emotiva rueda de prensa, luciendo una camiseta de Brasil firmada por todos sus compañeros, a los que ha querido apoyar antes del partido que este sábado contra Holanda por el tercer puesto del Mundial.

Y también se ha emocionado cuando ha recordado el rodillazo que le dio en al espalda el defensa colombiano Camilo Zúñiga en el partido que enfrentó a ambas selecciones el viernes pasado y que no solo le ha obligado a despedirse antes de tiempo de la Copa del Mundo (vio el vergonzoso 7-1 de Alemania desde su casa en Sao Paulo), sino que además tendrá que estar entre 40 y 45 días de baja., aunque el 5 de agosto volverá a Barcelona, donde llevará a cabo la fase final de la recuperación.  

"Si el golpe hubiese sido dos centímetros más abajo, estaría en una silla de ruedas", ha dicho el delantero azulgrana, rompiendo a llorar el evocar ese dramático momento. "Fue una jugada que no acepto. No digo que fuera desleal, que vea maldad, porque no sé lo qué pensó. No estaba dentro de su cabeza", ha empezado relatando sobre el duro golpe, que le rompió la tercera vértebra. "Todos los que entienden de fútbol saben que no fue una entrada normal. Cuando quieres hacer una falta par romper un contrataque, empujas a alguien. Si analizas la forma en que venía la pelota y cómo entró él, ves que no es una entrada del partido", ha continuado.

La peor semana de su vida

"Cuando yo estoy de frente, tengo visión periférica y me puedo defender. Si estoy de espaldas, no. No me podía proteger de ninguna manera y acabé lesionado", ha resumido. "Dios me ayudó en esa jugada. Si el golpe hubiese sido dos centímetros más abajo, ahora estaría en una silla de ruedas", ha subrayado mientras las lágrimas recorrían su rostro haciéndole más difícil continuar el relato de un lance del juego que pudo cambiarle la vida para siempre.

"Es complicado hablar, pero la vida sigue... ¿Disculparle? Sí, no tengo rencor, ni odio. Él me llamó al día siguiente y me dijo que no me quiso lesionar, que lo sentía mucho", ha asegurado sobre su conversación telefónica con Zúñiga. "Han sido las peores semanas de mi vida. Si tuviera que imaginar algo ruin o malo, no sería eso. Pero es un aprendizaje", ha concluido.