Al encuentro del tifón 'Francisco'

El Mundial de motociclismo viaja a Motegi, en Japón, hacia donde se dirige, dicen, un peligroso y crecido ciclón

Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Dani Pedrosa, en Phillip Island

Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Dani Pedrosa, en Phillip Island / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Phillip Island (Enviado especial)

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Estábamos todos aún impactados por el gran e incomprensible error cometido en Phillip Island por el equipo Honda de Marc Márquez, que no le avisó a tiempo para cambiar de moto (había que hacerlo en la vuelta 9 o en la 10, nunca más allá, pero el veloz niño de Cervera lo hizo en la 11... total, ya saben, ¡descalificado!), cuando nos encontramos enzarzados en una amistosa charla con Dani Pedrosa, mayoritariamente con periodistas italianos. De pronto, el tricampeón catalán soltó, en referencia a las posibilidades que tiene de atrapar a Márquez: "Bueno, yo lo voy a seguir intentando, como Jorge [Lorenzo], pero si suspenden el Gran Premio de Japón del próximo domingo, la cosa va a ser imposible, desde luego".

"¿Suspenden el Gran Premio de Japón?", me colé yo en la charla, como si acabase de caerme de la trona de un bebé. "¿Es que tú sabes algo que no sabemos nosotros?", le espeté a Dani. "¿Yo? ¡Qué voy a saber yo! Yo sé lo que leo, lo que oigo". Fue entonces cuando le recordé que el sábado del caos hablamos con él tres horas antes de que se supiese que la carrera de MotoGP de Phillip Island, a 27 vueltas, iba a reducirse a 26 (luego fueron 19) y que iba a tener que cambiarse de moto. "Y tú ya lo sabías…". Y no dijo más. Bueno, sí. "Mirad, mirad el iPad y veréis la que viene".

Bastante tengo yo con mi portátil y mi móvil de tres funciones (llamo, recibo llamadas y mensajes y, cuando estoy en Barcelona, mis hijos me ponen en marcha el WhatsApp... y para de contar) como para conectar al mundo y saber que me dirijo hacia caos mayor que el que hay liado en MotoGP o hacia el juicio final. Y eso que el iPad es capaz, supongo, de anunciártelo todo.

Japón está de pega

Yo no miré el iPad, pero subí a la sala de prensa de Phillip Island y les comenté a un par de colegas la mala nueva de Pedrosa. Y, claro, el tonto era yo que no me había enterado. En efecto, el tifón 'Francisco', bautizado con ese nombre en honor del Papa --que la está liando fuerte en la Iglesia, provocando un tsunami de sentido común y lógica--, continúa intensificándose en aguas del Pacífico noroeste y promete llegar crecidito ("hay un observatorio norteamericano que ya lo ha calificado de supertifón", me dice un colega belga, que controla bastante, el iPad, claro) a la costa japonesa.

La verdad es que, últimamente, Japón está de pega. Y no lo digo porque el mismo día que Mariano Rajoy estaba allí y aseguraba que Fukushima estaba estupendamente se desató otro de esos escapes, con olor, sabor y peligro nuclear que no veas. Digo que Japón está de pega, en referencia a las carreras de motos, porque en el 2010 ya se tuvo que suspender el gran premio por aquella ¿recuerdan? nube volcánica procedente del cráter del Grímsvötn islandés, que impidió que volasen aviones durante un montón de días.

Luego, claro, al año siguiente hubo un boicot bastante fuerte al GP de Motegi por las consecuencias del accidente de la central nuclear de Fukushima. Pese a los informes de que no pasaba nada --¡ojito al informe!-- muchos mecánicos y periodistas (y pocos pilotos) se negaron a viajar. Los hubo, como Lorenzo, que viajó y corrió, pero no comió ni bebió (no sé si se duchó con agua mineral embotellada) nada japonés.

Y ahora, cuando vamos a hacer el tercer saltito de la gira (Barcelona-Kuala, Kuala-Melbourne y Melbourne-Tokio, pasando por la ciudad australiana de Darwin), van y nos amenazan con que el 'Francisco' este puede maltratar nuestro 777, zarandearnos y que acabemos pensando para qué nos movimos de la Rambla, donde no han padecido un tifón en la vida. Y ya sé que usted está pensando que bastante padecemos a Xavier Trias, pero eso, que yo sepa, no es un tifón, es un tsunami olímpico.

Vivir dentro de un tifón

Anoche me fui del circuito sin que nadie me avisara del peligro. Voy hacia Japón, no para contarles lo del tifón en vivo y en directo, si se produce, pues de todo eso quien más sabe es mi amigo Antonio Madridejos, que ya les habrá transmitido, paso a paso, el crecimiento de semejante fenómeno. No, no, me voy porque sé que ustedes quieren saber cómo se vive dentro de un tifón. Que sí, que les entiendo, que ya saben cómo se vive dentro del 'tifón Trias' pero, les repito, que esto es otra cosa. Esto ocurre en Japón, donde han tenido Juegos Olímpicos de todos los colores, temperaturas y épocas. Y ahora van a repetir.

Yo me acerco --bueno... me acerco, está lejísimos-- y les voy contando. Eso sí, tendré que llamar a Antonio para que me dé unas lecciones de iPad. Las yemas de sus dedos aman ese cristal sabio. De ahí su sabiduría. La de Antonio, que no la del iPad.