Di Stéfano y el error que descalificó a Márquez

Hay quien empieza a sospechar de un boicot en Honda, otros prefieren llamarlo 'fuego amigo'

Marc Márquez, abatido, atiende a los medios tras ser descalificado en Phillip Island

Marc Márquez, abatido, atiende a los medios tras ser descalificado en Phillip Island / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Phillip Island (Enviado especial)

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La noche del domingo en Phillip Island, el día antes de viajar y dar varios saltos hacia Tokio, fue de lo más movidita. No por fiestas, que también, sino porque los casi 2.000 habitantes del 'paddock' le deban vueltas a lo sucedido, especialmente al desastre de los neumáticos, que desaparecieron (los Dunlop, en Moto2, y los Bridgestone, en MotoGP) como si fuesen de chicle, pero de chicle malo, de ese que escupes en cuanto te lo pones en la boca. Cierto, ya no hay, pero en Australia proliferaron.

Nadie se explica cómo dos fábricas de ese prestigio se exponen a tamaño ridículo. Nadie se lo explica, y estoy hablando tanto de las tertulias en la fiesta del GP en la discoteca principal de Cowes (no me acuerdo del nombre, perdonen, no fui) como de la reunión desenfadada, organizada --precisamente-- por el responsable de todo el montaje del equipo Repsol-Honda, que cada año contrata una pequeña barra, algunas cervecitas a 5 dólares y un pinchadiscos improvisado. Ahí, en esa fiestecilla, dicen que vieron a Dani Pedrosa disfrazado, en plan divertido. Algo insólito, ¿verdad? Cuentan que en la intimidad --será así-- es así.

Bueno, pues en esas charlas, nadie daba crédito a lo que ocurrió en el 'team' Repsol-Honda y mucho menos cómo pudo producirse un error tan grande en la estrategia diseñada, tan mal, para que Marc Márquez entrase a cambiar su moto. Era tan, tan sencillo --paras en la 9 o paras en la 10, te enseñamos el cartel de 'box' las dos veces y tú entras cuando quieras, ¿eso es tan difícil, tanto?--, que, incluso, ya hay quien ha empezado a sospechar de cierto boicot en el seno del mejor equipo del mundo.

Anuncio arriesgado

Y todo porque Márquez anunció, hace ya varias semanas, en Motorland (Aragón), que ha decidido traerse, cara al año que viene, a tres miembros de su equipo (un telemétrico, un mecánico y un experto en neumáticos) que no pudo llevarse cuando fichó, el año pasado, por Honda. Sus amigos, sus colegas, una parte de su gente, de su 'otra' familia, se quedó en Moto3, junto a su hermano Àlex, y Marc ha decidido recuperarla.

"Me temo que se ha arriesgado demasiado anunciándolo tan pronto. Quedan muchas carreras y los mecánicos que dejarán, forzados, el equipo han de seguir preparando su moto. Serán fieles, sí; profesionales, también; pero ya saben que el año que viene no estarán ahí. Dicen que Honda les ha garantizado trabajo, vale, pero ya no es lo mismo", afirman algunos. Quedaban, en efecto, demasiadas carreras para semejante movida.

La verdad es que, de tan sencilla que era la operación, la posibilidad de que se produjese una confusión es tan mínima que han estallado las especulaciones. Pero tanto Honda, a través de Livio Suppo, su jefe italiano (como los mecánicos que dejarán de serlo de Márquez), como el propio piloto se apresuraron a quitarle hierro al error, aunque le costase 25 puntos al bicampeón de Cervera. "Si hay un culpable, soy yo", dijo Suppo, dando un paso, o dos, al frente. "Yo también la cago, chavales, así que levantad el ánimo y seguid trabajando como hasta ahora, que aún somos líderes y destacados", reconfortó Márquez.

Quedan dos carreras, sí, Motegi (Japón) y Cheste (Valencia). Márquez le saca 18 puntos Jorge Lorenzo (Yamaha), con 50 en juego. El domingo tendrá el 'rookie' otra pelota de partido. Si gana y el mallorquín es tercero, se proclamará el campeón del mundo de la categoría reina más joven de la historia. Y eso que esto empezó en 1949.

Dudas, sospechas, incertidumbre

Todo el mundo, todo, está convencido de que el equipo de Márquez se comportará impecablemente. Como hasta la fecha. Pero, entre cervecita y cervecita, ya hubo, ya, quien repitió eso de que "lo dijo demasiado pronto, demasiado pronto…". Y, curiosamente, Marc lo contó en cuanto tomó la decisión para eso, para acabar con las especulaciones y para que sus mecánicos supiesen que, en efecto, había pedido el relevo pero había exigido a Honda que los descartados no se quedasen sin trabajo y siguiesen vinculados a la estructura de la fábrica alada.

Semanas después surge este lío increíble, insospechado, esperpéntico. Por lo sencillo que era de solucionar. Insisto: paras en la 9 o paras en la 10, te enseñamos el cartel de 'box' en las dos ocasiones y tú entras cuando quieras, ¿eso es tan difícil, tanto? A eso hay quien lo llama 'fuego amigo'. Otros, 'pegarse un tiro en el pie'. Yo prefiero recordar la magistral frase que el no menos magistral Alfredo Di Stéfano le dijo un día a un portero suyo: "Está bien que no pare las que van dentro, pero no me meta las que van fuera".

Ruido, susurros, dudas, sospechas, incertidumbre. Motegi decidirá. O empezará a decidir. Y viene el tifón 'Francisco'. El que faltaba.