MIGRACIÓN ESPECTACULAR

La esperanza de la mariposa monarca

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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A mediados de septiembre, cuando las temperaturas nocturnas empiezan a refrescar, millones de mariposas monarca inician una extraordinaria migración hacia el sur que las lleva en tres meses desde las grandes praderas de Estados Unidos y Canadá donde han nacido, ahora vastos territorios plantados de cereal y soja, hasta unos pequeños bosques situados a 4.000 kilómetros de distancia en los estados mexicanos de Michoacán y México. Allí pasarán el invierno en letargo antes de regresar a sus orígenes en primavera. Todos los años sin excepción, una nueva generación de mariposas repite el heroico viaje de sus ancestros y se adentra en unos recónditos parajes que nunca antes ha visitado.

Desgraciadamente, las migraciones de los últimos años han sido mucho menos masivasEduardo Rendón, coordinador del Programa Monarca de la asociación WWF en México, explica desde la ciudad de Zitacuaro, muy cerca de uno de los núcleos de hibernación, que la superficie ocupada por los vistosos lepidópteros se ha reducido a una décima parte con respecto a hace dos décadas, cuando empezaron los recuentos. Como los ejemplares se amontonan sobre los árboles hasta prácticamente cubrirlos (en cada hectárea puede haber unos 10 millones), es imposible contarlos y “la única manera de hacerse una idea de su abundancia es medir las dimensiones del bosque”, dice Rendón. Así, el pasado invierno solo hubo 1,13 hectáreas con colonias, una recuperación con respecto a las 0,67 de la temporada anterior, y este año se espera un nuevo aumento. La esperanza ha llegado gracias a diversas iniciativas para regenerar sus hábitats. 

La mariposa monarca, un hermoso lepidóptero que alcanza los 10 centímetros de envergadura, es una especie cosmopolita –también las hay en España, por ejemplo-, pero solo en América del norte se congregan millones de ejemplares en migración. Al margen de la ruta principal hasta Michoacán, que agrupa al 95% de los individuos, una ruta secundaria transcurre cerca de la costa del Pacífico de EEUU hasta en el sur de California.

La principal causa de regresión de la especie es el abuso de herbicidas en los campos de maíz y soja de EEUU y Canadá, un problema que se ha acentuado desde 1999 con las nuevas variedades transgénicas que resisten el glifosato, explica Rendón. Lo que sucede ahora es que al generalizarse el uso del agresivo producto sobre los cultivos, quienes se resienten son diversas malezas del género 'Asclepia' -conocidas en México como “algodoncillos”- de las que dependen las mariposas. Por si fuera poco, la intensificación de los cultivos también ha ocasionado un descenso de los terrenos baldíos donde abundaban, a lo que hay que sumar las dificultades que tiene la planta para crecer debido a las temperaturas más altas de los últimos años. “Sin algodoncillos, las mariposas no pueden poner los huevos, luego las orugas no tienen alimento para prosperar y finalmente los ejemplares adultos no pueden alimentarse para estar fuertes y poder realizar la migración”, prosigue.

No pueden olvidarse asimismo las dificultades derivadas de la tala clandestina en México de los pinos y los abetos oyamel donde se posan las mariposas. “Sigue habiendo casos excepcionales, pero las talas se detuvieron casi por completo en el 2009”, afirma esperanzado el científico. Los núcleos de cría se extienden por 13.500 hectáreas protegidas desde el 2008 bajo la figura de la Reserva de la Biosfera.

El recuento de hectáreas de este año aún no ha concluido, pero se espera que la superficie ocupada por las mariposas en letargo aumente, avanza Rendón. “Los esfuerzos de la comunidad científica y la sociedad civil en EEUU, que es donde está la base del problema, empiezan a dar frutos. Y, si las ayudas, las mariposas crecen rápidamente porque cada hembra pone 400 huevos”. Entre otros aspectos, se están plantando asclepias en zonas deforestadas para favorecer la presencia de los lepidópteros. “Necesitamos que haya al menos tres hectáreas ocupadas en México para garantizar unas buenas poblaciones”, concluye.