El gobierno de Mataró consigue finalmente aprobar las ordenanzas para 2016

El ejecutivo formado por PSC y CiU termina el año practicando la geometría variable y acude a PP, Ciutadans y Esquerra para validar el sistema de ingresos municipales

JOAN SALICRÚ / MATARÓ

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Mataró ya tiene ordenanzas fiscales para el 2016. El gobierno de PSC y CiU consiguió finalmente en el pleno del pasado día 22 aprobarlas con el apoyo del PP y la abstención de ERC y Ciutadans, haciendo gala de lo que en política se denomina “geometría variable”.

Entre los cambios más significativos del instrumento que regula los tributos municipales hay novedades que afectan al Impuesto de Bienes Inmuebles, el IBI, que finalmente se situará en el 0,515% para limitar el aumento del recibo de las viviendas, en vez del 0,530% que el pleno de octubre aprobó provisionalmente.

El hecho es que gracias a los topes previstos en la Ley de Haciendas Locales, en los últimos años se había podido limitar esta subida. Pero de cara a 2016, en caso de no haberse aprobado las Ordenanzas, tendría que haberse aplicado directamente el tipo vigente, del 1,23%, cosa que habría significado incrementos superiores al 160% en muchos casos. El acuerdo político, pues, ha ido en esta ocasión claramente a favor de los ciudadanos.

El impacto de las nuevas ordenanzas sobre el ciudadano contribuyente medio puede representar un incremento de los tributos de unos 36 euros debidos principalmente al aumento del IBI.

Para los comercios con un volumen de negocio inferior a un millón de euros anual el incremento medio será de 17 euros -67 en el caso de aquellos que facturen más de un millón al año- y para las industrias que facturen más de un millón al año no habrá aumento sino una rebaja de 194 euros de medio, debido a la pérdida de valor catastral de los inmuebles destinados a este uso. 

ESQUERRA NO SERÁ EL SOCIO PREFERENTE DEL GOBIERNO LOCAL

Políticamente, la aprobación de este primer trámite de los presupuestos municipales para 2016 certifica que quien parecía tener preparada la silla para devenir el socio preferente del bipartito local durante este mandato, Esquerra Republicana, lentamente va alejándose de este escenario.

De hecho, la abstención de los republicanos a las Ordenanzas finalmente aprobadas se fraguó en el último momento, después de varias semanas en las que el jefe de grupo municipal, Francesc Teixidó, se quejara públicamente del sinsentido que, para él, suponía negociar separadamente las Ordenanzas –lo que permite ingresar dinero para el Ayuntamiento- sin aclarar de qué irán los Presupuestos –como se gastará este dinero-. Y también de las malas formas de negociar que según él habían demostrado los socialistas.

El hecho es que aunque a principios de mayo los republicanos se descolgaran del pacto de gobierno entre PSC –ganador de las elecciones el 24-M- y CiU –que quedó en segunda posición-, muchos en Mataró daban por hecho que o los republicanos terminarían entrando en el gobierno o que al menos serían los socios preferentes del gobierno. Ahora queda claro que ni una cosa ni la otra. 

Según fuentes del PSC, el ambiente de tensión nacional que vive Catalunya, con el PSC y ERC en horizontes totalmente alejados, ha contribuido a qué esa relación preferencial se fuera desvaneciendo.

Además, entre los socialistas tampoco cayó nada bien que los republicanos no votaran semanas atrás junto al gobierno la prorroga del contrato del Mataró Bus, que juntos habían aprobado con ICV-EUiA dentro del último gobierno tripartito que comandó la ciudad entre 2007 y 2011.

EN ENERO, LOS PRESUPUESTOS

Así las cosas, el ejecutivo conducido por el joven socialista David Bote cierra el 2015 con una parte del ciclo presupuestario concluido. A partir de enero será el momento de zanjar definitivamente la cuestión aprobando el presupuesto en sí, sea con el mismo esquema político con el que se han aprobado las Ordenanzas u otro de parecido.

Si lo consigue, Mataró volvería a la normalidad en lo que se refiere a la aprobación por mayoría del pleno del ciclo presupuestario, después de tres ejercicios en los que las cuentas municipales se prorrogaron (2013 y 2015) o se aprobaron sólo con los votos del gobierno gracias a la nueva ley de administración local del gobierno central. 

En efecto, la última vez que los presupuestos del Ayuntamiento se aprobaron con  normalidad fue en 2012, gracias a un acuerdo –fugaz, como se vio después- entre la CiU de Joan Mora y al PSC del exalcalde Joan Antoni Baron, que sumaban 16 concejales de los 27 existentes.

Ahora ni uno ni otro están ya en el Ayuntamiento y las cosas han cambiado tanto que, de antagonistas, estas dos fuerzas políticas han pasado a gobernar en coalición en la capital del Maresme. Pero a diferencia de entonces, los dos partidos no disponen de  mayoría absoluta, cosa que ha requerido ir a buscar socios fuera de casa.

Curiosamente, con la aprobación de las ordenanzas de 2016 gracias al voto del PP se ha acabado validando el Pacto de Ciudad junto a socialistas y populares que el convergente Joan Mora propuso una vez y otra después de asumir la alcaldía en 2011 y que no llegó nunca a andar. Los caminos de la política municipal son especialmente inescrutables. 

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