Crisis en un país de América Latina

Venezuela se fractura en las calles de Caracas

Vista aérea de la manifestación favorable a Leopoldo López, ayer.

Vista aérea de la manifestación favorable a Leopoldo López, ayer.

ÁNGEL BERMÚDEZ
CARACAS

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Venezuela se partió ayer en dos en las calles de Caracas, en las dos manifestaciones multitudinarias que recorrieron la capital. Miles de opositores  acompañaron al dirigente Leopoldo López, que se entregó a las autoridades gubernamentales, que le acusan de los hechos de violencia ocurridos después de la manifestación estudiantil del 12 de febrero, en los que fallecieron tres personas. Al mismo tiempo, miles de trabajadores de la petrolera estatal aclamaron al presidente Nicolás Maduro ante el palacio presidencial.

«Si mi encarcelamiento es el despertar de un pueblo, valdrá la pena», dijo ayer López, coordinador nacional del partido Voluntad Popular. «Tenía la opción de irme, pero no me voy a ir de Venezuela nunca. La otra opción era quedarme en la clandestinidad, pero no tenemos nada que esconder», dijo el dirigente, que debió subirse a una estatua de José Martí para dirigirse a la multitud a través de un megáfono.

«Ya no nos quedan medios libres para expresarnos y si los medios callan, debemos ir a las calles», afirmó para referirse al apagón informativo que vive el país por las amenazas de las autoridades en contra de las cadenas de radio y televisión para impedir que informen en directo sobre las protestas contra el Gobierno.

LIBERACIÓN DE ESTUDIANTES / López convocó a sus seguidores el domingo, cuando anunció una marcha hacia el Ministerio de Interior y Justicia para entregar un documento para exigir que se determine la responsabilidad del Estado en las muertes del 12 de febrero, que se libere a los estudiantes detenidos y que cese la persecución política. Quedaba sobreentendido que las autoridades aprovecharían para detenerle, después de que un tribunal ordenara su captura por varios delitos, entre ellos, por homicidio y terrorismo.

Ayer López prefirió realizar una concentración para luego acudir él solo, acompañado apenas por unas pocas personas, a entregarse a los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana desplegados en torno a la manifestación opositora. «Cuando yo pase y me entregue, les pido por favor que tengamos prudencia, sin confrontación», dijo, y reiteró que su lucha es por los estudiantes, pero también por las personas que sufren la escasez de productos básicos en el país.

CON CAPRILES / Durante la concentración, López estuvo acompañado de un representativo grupo de líderes de la oposición, entre los que se encontraba el excandidato presidencial Henrique Capriles.

Los intentos del Gobierno por atribuir a López la responsabilidad por las muertes del 12 de febrero se vieron seriamente desacreditados por una investigación periodística de un medio local que mostró con vídeos y fotografías que en el lugar donde ocurrieron dos de las muertes hubo funcionarios armados del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) que estuvieron disparando y que además actuaron infiltrados dentro de la marcha.

Tras difundirse esta información, el discurso del presidente Nicolás Maduro sobre López experimentó un giro, al punto que el domingo dijo que había considerado paralizar la orden de detención en su contra pero que no lo hacía porque era un asunto de la Fiscalía. Ese mismo día, Maduro reconoció que funcionarios del Sebin desobedecieron sus órdenes de acuartelamiento el 12 de febrero y destituyó al jefe de ese cuerpo policial.

Ayer, al mismo tiempo que se hizo la concentración opositora, la multitudinaria marcha de trabajadores petroleros procedentes de todo el país culminó en el gubernamental palacio de Miraflores con un discurso de Maduro. El presidente afirmó que López deberá responder ante la justicia por sus llamamientos a la «sedición». Desde el 12 de febrero, Maduro ha sostenido que las protestas son parte de un golpe de Estado, estimulado desde el exterior y financiado por el expresidente de Colombia Álvaro Uribe.