Si triunfa el 'in'

Cameron respirará aliviado si los británicos deciden quedarse aunque la resaca en el seno del partido conservador será inevitable

David Cameron, ayer, en la intervención ante el número 10 de Downing Street.

David Cameron, ayer, en la intervención ante el número 10 de Downing Street.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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David Cameron respirará aliviado, si este viernes, aproximadamente a la hora del desayuno, la Comisión Electoral anuncia que, contados los votos, el ‘in’ ha ganado y los británicos se han inclinado por la permanencia en la Unión Europea. Se habrá salvado de pasar a la historia como el primer ministro que, tratando de solventar una querella interna en el partido conservador, facilitó la salida del Reino Unido del club europeo después de 43 años como miembro. Despejadas las dudas, Cameron comunicará el resultado a Bruselas y también hablará con otros mandatarios internacionales, como Angela Merkel, Françoise Hollande y Barack Obama.

Vendrá casi inmediatamente la reacción de la 'City', de la bolsa de Londres, que acabará de abrir o estará punto, y de las bolsas europeas. La libra esterlina subirá fortalecida. Comenzarán a sucederse las declaciones de instituciones financieras, mandatarios internacionales y por supuesto de los máximos responsables en la capital comunitaria.

Muy pronto veremos a Cameron también realizando una declaración formal e histórica al país, ante la puerta de del 10 de Downing Street, la residencia oficial del primer ministro británico. Dirá algo así como, “la nación ha hablado”, “el resultado está ahí”, la “batalla ha terminado”. En realidad, la cosa no acabará ahí.

UNA RESACA INEVITABLE

La resaca del referéndum será difícil de superar en el Reino Unido.  Cameron podrá alegar que la vida vuelve a la normalidad y ahora lo que importa es el futuro, pero la política británica ha quedado completamente desestabilizada. El primer ministro realizará muy posiblemente una remodelación de Gobierno. Se verá entonces si actúa con magnanimidad e incluye en él a algunos de los principales cabecillas del 'brexit'.

Si figura, por ejemplo, Boris Johnson, que ha sido el contrapeso en la defensa de la salida de la UE. O quizás opte por hacer pagar a los disidentes y cobrarse la venganza. La opinión generalizada es que en la guerra civil que ha vivido el partido conservador ha habido golpes tan viciosos y personales que las heridas son difíciles de cicatrizar. La brecha entre los dos bandos es, a estas alturas, demasiado profunda. Cameron deberá poner en práctica una agenda pensada para recuperar la unidad, deberá hacer concesiones, con un poder mermado.

No sería inconcebible que, si gana el referéndum por un margen muy estrecho, incuso tenga que marcharse. Cameron ha anunciado, que ocurra lo que ocurra, cumplirá su mandato hasta las elecciones 2010. Pero su posición será tan frágil que, con una mayoría muy ajustada en el Parlamento, las rebeliones internas le impedirán gobernar.