CRISIS DIPLOMÁTICA EN AMÉRICA

Obama tilda a Venezuela de amenaza nacional

Maduro, en un homenaje a Chávez en Caracas.

Maduro, en un homenaje a Chávez en Caracas.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La escalada de la tensión entre EEUU Venezuela escribió ayer un nuevo capítulo después de que el presidente Barack Obama firmara una orden ejecutiva para imponer sanciones a siete altos cargos del Gobierno de Nicolás Maduro. La Casa Blanca exigió al país latinoamericano que libere a los presos políticos y declaró a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional. El pulso entre ambos países, sazonado en los últimos tiempos con expulsiones de diplomáticos y un festival de reproches, se ha recrudecido desde que Washington sancionó en diciembre a varios funcionarios acusados de reprimir las protestas opositoras.

La cuerda con Venezuela se tensa al mismo tiempo que la Administración Obama ultima el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y las empresas estadounidenses desembarcan en la isla. Esencialmente cierra un frente para abrir otro. «Es desafortunado que en un momento en que tratamos con todos las naciones de las Américas, Venezuela haya optado por ir en la dirección contraria», dijo la Casa Blanca en un comunicado. Su portavoz justificó el nuevo paquete de sanciones por la «inusual y extraordinaria amenaza para la seguridad nacional y la política exterior de EEUU» que representa Venezuela.

El castigo incluye la denegación de visados, así como la congelación de los activos que tengan en el país. Entre los siete funcionarios sancionados aparecen nombres como el inspector general de las Fuerzas Armadas, Miguel Vivas Landino, el director de los servicios de inteligencia, Gustavo González López, o el director de la policía nacional bolivariana, Manuel Eduardo Pérez Urdaneta.

En las últimas semanas, el palacio de Miraflores ha acusado a Washington de orquestar el supuesto golpe de Estado fallido que Maduro esgrimió para encarcelar al alcalde opositor de Caracas, Antonio Ledezma. Maduro sostiene que esa conspiración parte de un eje Madrid-Bogotá-Miami.

Aludiendo a esas acusaciones, la Casa Blanca dijo ayer que el régimen bolivariano busca «distraer la atención» y señaló que es «un reflejo de la falta de seriedad» para lidiar con la gravísima situación económica y política que vive el país. «Los problemas de Venezuela no se pueden resolver criminalizando la disidencia», decía el comunicado. Al aumento de la tensión ha contribuido la causa que prepara la Fiscalía de Nueva York contra Diosdado Cabello, el presidente del Parlamento, al que podría acusar de dirigir una red de tráfico de drogas.