Macron reconoce las torturas del Ejército francés durante la guerra de Argelia

Maurice Audin, brillante matemático y joven militante comunista partidario de la independencia de Argelia, fue detenido el 11 de junio de 1957 en plena batalla de Argel y luego desapareció sin dejar rastro. En los relatos oficiales se decía que se había escapado.

Sin embargo, en 2014 el presidente François Hollande admitió que había fallecido en detención. Hollande no fue más allá, pero este jueves su sucesor ha dado un paso histórico al reconocer que su muerte fue consecuencia de un sistema de torturas implantado en Argelia por el Estado francés.

Sesenta y un años después, Macron le ha pedido perdón a su viuda, Josette Audin, que hoy tiene 87 años. El presidente se ha desplazado hasta su casa de la periferia parisina para entregarle una declaración reconociendo que su marido había sido torturado hasta la muerte “por un sistema que Francia había instituido legalmente en Argelia”.

Reconocer la verdad

“Me corresponde a mí pedirle perdón, así que no tiene que decirme nada. Se restaura un poco lo que tenía que haberse hecho. Usted no ha cedido jamás para que se reconociera la verdad. Lo único que hago es reconocerla”, ha subrayado Macron.

En esa declaración, el jefe del Estado “reconoce en nombre de la República francesa que Maurice Audin fue torturado y luego ejecutado, o torturado hasta morir, por los militares que le detuvieron en su domicilio”. Admite también que aunque su muerte es, en último extremo, el hecho de unos pocos, fue posible por un sistema instituido legalmente”.

“Macron ha estado a la altura del acontecimiento, con una cercanía que aplaudo”, ha dicho el diputado comunista Sebastien Jumel, presente en el acto con la viuda de Audin. Su gesto adquiere una relevancia histórica, similar a la que tuvo la declaración de Jacques Chirac reconociendo la responsabilidad de Francia en la deportación de judíos durante la II Guerra Mundial.

Macron también abrirá los archivos nacionales sobre los desaparecidos de la guerra de Argelia, que afecta tanto a civiles como a militares franceses y argelinos, como etapa previa a la discusión que el Gobierno francés pretende iniciar con las autoridades argelinas para que, a su vez, abran los suyos.