Análisis

Los escenarios posibles

La ciudadanía se despide de un diputado de Odesa fallecido.

La ciudadanía se despide de un diputado de Odesa fallecido.

PERE VILANOVA

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Guerra de posiciones, guerra de movimientos. Los viejos dilemas de la teoría de la guerra de los clásicos del siglo XIX parecen tener un campo de aplicación en Ucrania. La manera cómo se están desarrollando los acontecimientos en diversas ciudades y localidades del este y del sudeste es bastante clásica, según Clausewitz, Jomini y otros. Los insurgentes aplican el manual al uso: ocupan edificios oficiales y hacen proclamas radicales ante la pasividad o inhibición de la población local.

Esta es una de las claves de la situación. Sabemos que los insurgentes tienen apoyos activos entre la población civil, pero si se aleja el foco siguen siendo grupos relativamente minoritarios. ¿Dónde está el grueso de la población? Desde luego no salen a la calle a favor del Gobierno de Kiev, pero... Nos faltan datos. Datos que buscaban los observadores de la OSCE, secuestrados a finales de abril, y liberados -qué casualidad- el día que llega el enviado personal de PutinVladímir Lukín, al lugar.

La debilidad del Gobierno de Kiev, por su parte, es manifiesta en esa parte oriental del país. La mitad de un cordón policial que rinde sus escudos ante la prensa internacional, mientras la otra mitad permanece en su puesto, es una imagen devastadora: se desintegra el Estado ante los ojos de los manifestantes. Sus dilemas militares son falsos y están mal planteados, porque no son dilemas operativos o de plan de batalla. Simplemente porque lo militar es instrumento de la política, y no sabemos qué quiere Kiev, más allá de la retórica al uso. Mejor dicho, sabemos lo que querría, pero no lo que cree que está a su alcance obtener. Y aquí hay que saltar al círculo exterior. Sabemos lo que la Unión Europea no está dispuesta a hacer, por boca de Angela Merkel, porque si hay que esperar a una demostración de liderazgo de Van Rompuy y de Ashton, podemos esperar sentados. Y sabemos que la OTAN hace lo que está en su mano: maniobras en estados de la OTAN limítrofes con la zona de crisis. Al no ser Ucrania un estado miembro, la OTAN no puede hacer gran cosa más.

¿Estado 'de facto'?

Pero sobre todo seguimos sin saber qué quiere Putin, cuyo equipo tiene buenos analistas, aunque su política de comunicación esté en falso. Funciona muy bien a escala doméstica: el 1 de mayo en Moscú fue un canto al imperialismo gran ruso. Pero en la escena internacional, Putin se está encerrando en un falso estatus de gran potencia. Si acaso, de potencia media encerrada en un callejón sin muchas salidas. Pero no sabemos qué escenario considera y con qué orden de preferencias.

¿Anexión de una parte de Ucrania, escenario crimeano? Parece problemático por demasiado ambicioso. ¿Dejar que por inercia se cree un estado de facto como Osetia del Sur o Transnistria? Posible, y hoy por hoy harto verosímil. ¿Que no haya elecciones el 25 de mayo y se negocie «desde cero» un estatus internacional para una Ucrania neutralizada, que acepte expresamente esta neutralidad impuesta? Es una hipótesis muy verosímil. El tiempo nos dará la respuesta.