Londres ofrece más poderes para Escocia debido al avance del 'sí'

Alex Salmond en pasado mes de abril en un congreso de su formación política, el Partido Nacional Escocés.

Alex Salmond en pasado mes de abril en un congreso de su formación política, el Partido Nacional Escocés.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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El Gobierno británico presentará «en los próximos días» una oferta de mayores poderes autonómicos para Escocia, siempre que los votantes rechacen la independencia en el referendo del próximo 18 de septiembre. La propuesta fue anunciada ayer por el ministro de Finanzas británico, George Osborne, pocas horas después de que un sondeo diera por primera vez la victoria a los soberanistas. El ministro principal escocés, Alex Salmond, calificó el plan de «soborno» y muestra de que entre los unionistas cunde ya el pánico.

De acuerdo con la encuesta del The Sunday Times por YouGov, uno de los institutos de opinión más importantes del país, el  contaría con un 51% de las intenciones de voto, frente al 49% del no, excluyendo a los indecisos. Si se incluye a los que aún no saben lo que votarán, el sí estaría en el 47% y el no en un 45%. Otro sondeo de Panelbase, encargado por los independentistas, otorgaba a los partidarios de la separación un 51%, frente al 49% del no.

VENTAJA MÍNIMA / Aunque la ventaja en ambos casos es mínima, y el resultado final está en el aire, la divulgación de los  porcentajes fue un auténtico shock para el país. Los independentistas llevan desde hace varias semanas acortando distancias a gran velocidad. El avance ha sido arrollador, superando en solo un mes los 22 puntos que les separaban de la coalición a favor del no. La balanza comenzó a cambiar de signo tras el debate del 5 de agosto en televisión entre Salmond y Alistair Darling, el líder de Mejor Juntos. Ahora, a 10 días de la consulta y cuando miles de escoceses han votado ya por correo, los soberanistas creen tener el impulso necesario para imponerse en la recta final. «Toda la élite de Westminster está perdiendo la campaña», señaló Salmond.

El «plan de acción» del que habla Osborne ha sido consensuado por los tres grandes partidos parlamentarios del Reino Unido, conservadores, laboristas y liberaldemácratas. Una transferencia de competencias para gestionar con «mucha mayor» autonomía -según afirmó- «impuestos, gasto y servicios públicos. Todo eso entrará en efecto, en el momento en que se vote no en el referendo». Este plan se lleva discutiendo desde hace 18 meses y a estas alturas aún no se ha concretado.

OFERTAS DIFERENTES / Cada uno de los grandes partidos ha hecho una oferta diferente en cuestión de transferencias, sin que hasta ahora los unionistas fueran capaces de  presentar una propuesta conjunta y definitiva. Esa tardanza ha restado, a ojos de muchos escoceses, credibilidad a la promesa.

Salmond ayer cuestionó las intenciones del plan. «¿Nos quieren hacer creer que, después de que miles de personas ya han emitido su voto postal, hay un nuevo pacto radical?», se preguntó. «Esta es una medida de pánico, porque ven que el sí está ganando sobre el terreno. Intentan sobornarnos, pero no funcionará porque no les queda credibilidad». La número dos del Partido Nacional Escocés, Nicola Sturgeon, acusó a la campaña del no «de tomar a los escoceses por imbéciles». Si ellos «hubieran tenido seriamente la intención de facilitar nuevos poderes importantes a Escocia, por qué esperar para proponerlo hasta 10 días antes del escrutinio y cuando un sondeo coloca el sí a la cabeza», afirmó.

La desconfianza hacia la clase política de Westminster es una de las principales claves para explicar el avance de los soberanistas. Muchos escoceses, no se sienten representados por un Gobierno encabezado por David Cameron, líder de los conservadores, una formación que apenas tiene implantación en Escocia. Tampoco el jefe laborista, Ed Miliband, es muy popular. Los independentistas se estarían beneficiando de los simpatizantes desengañados de su partido, los mismos que ya en los comicios autonómicos inclinaron la balanza a favor de Salmond.

CASI EL DOBLE / De acuerdo con el sondeo, el 35% de los votantes laboristas prefieren ahora la independencia, casi el doble que hace un mes. Entre los conservadores, apenas un 7% apoya la separación y el porcentaje es del 16% entre los liberaldemócratas. La impresión es que, también ahora, habría más mujeres y más jóvenes dispuestos a apoyar la independencia. Sin embargo, no todos los votantes del SNP están de acuerdo con la opción soberanista y un 18% piensa votar en contra.

En Londres de pronto lo impensable: el fin de 300 años de historia en común parece de golpe pausible. Una victoria del si acarrearía un verdadero terremoto político en el Reino Unido, para el que la opinión pública no está por el momento preparada. Se abriría una crisis constitucional y política sin precedentes. Las consecuencias económicas serían incalculables. La libra ya sufrió la pasada semana una fuerte caída ante el avance del si.

La posición del propio Cameron no estaría en absoluto asegurada. De acuerdo con The Sunday Times, varios ministros opinan que debería de dimitir si vence el . Algunos miembros de su grupo parlamentario han empezado contactos para forzar su salida, en caso necesario. Cameron estaba ayer en Escocia despachando con la reina, de vacaciones en Balmoral. La cita tradicional de cada verano tomaba en esta ocasión un cariz mucho más crítico. Isabel II estaría muy preocupada por el giro de los acontecimientos y ha pedido ser informada a diario de la marcha de la campaña.