ALTA TENSIÓN EN EL EXTREMO ORIENTE

Las dos Coreas dan por cerrada la 'guerra de los altavoces'

Los negociadores de Pionyang y Seúl, tras lograr el acuerdo, este lunes.

Los negociadores de Pionyang y Seúl, tras lograr el acuerdo, este lunes.

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Las maratonianas reuniones de tres días para calmar los ánimos en la península coreana terminaron en la madrugada de este lunes con acuerdo. La 'crisis de los altavoces' se zanjó con disculpas norcoreanas por la mina que lisió a dos soldados surcoreanos. Ese 'arrepentimiento' tan sorprendente en el inflamado ego de los líderes de Pionyang había sido impuesto como condición innegociable por la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, que sale como ganadora del pulso. Fue el jefe negociador enviado por Seúl, Kim Kwan-jin, quien anunció los detalles del acuerdo. Falta ver cómo lo presenta la agencia de noticias norcoreana a su población después de que Pionyang haya negado con vehemencia haber colocado aquella mina.

Tras escuchar las disculpas norcoreanas, Seúl accedió a apagar los altavoces que desde el otro lado de la frontera emiten propaganda contra la dinastía Kim. Ambas partes también han acordado retomar las reuniones de los familiares que quedaron separados por la guerra de Corea (1950-1953), un asunto que Pionyang suele utilizar como chantaje en las negociaciones.

Las reuniones habían empezado el pasado sábado, poco después de que expirase el ultimátum norcoreano para que Seúl apagase los altavoces bajo la amenaza de un ataque militar. El tirano Kim Jong-un había ordenado que sus tropas estuvieran preparadas para el combate y anunció el «estado semibélico» en su vanguardia.

FRONTERA DESMILITARIZADA

La crisis actual se originó cuando dos soldados surcoreanos perdieron sus piernas al pisar una bomba mientras patrullaban por la frontera desmilitarizada. El incidente recuperó la guerra propagandística. Seúl encendió los altavoces tras once años de silencio y Pionyang acabó disparando contra ellos el jueves.

Corea del Sur respondió con docenas de ráfagas en lo que supuso el intercambio de disparos más grave de la última década, desde el bombardeo norcoreano de la isla fronteriza de Yeonpyeong en el 2010. Ambos gobiernos extreman su precaución en la frontera porque son conscientes de que la situación puede salirse de control fácilmente.