EL FUTURO DE EUROPA

Grecia y sus acreedores fuerzan al límite sin rendirse

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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El Gobierno griego de Alexis Tsipras ha decidido mantener el pulso hasta el último minuto. Sigue sin estar dispuesto a ceder y acatar el ajuste en pensiones e IVA que le exigen el trío de instituciones acreedoras y quiere un compromiso mucho más explícito sobre la reestructuración de la deuda. De ahí que el Eurogrupo extraordinario celebrado este jueves se saldará, tras poco más de dos horas, de nuevo sin acuerdo. Habrá un último intento y será probablemente este sábado, a tiempo todavía para evitar una suspensión de pagos y garantizar el acceso a los 7.200 millones que se perderán el martes si no hay para entonces prórroga del rescate.

En Bruselas, casi nadie se atreve ya apostar por un final feliz pero Grecia no pierde el optimismo. «La historia europea está llena de desacuerdos, negociaciones y compromisos. Tras la propuesta griega confío en que llegaremos a un compromiso que ayude a Grecia a superar la crisis», aseguraba Tsipras a su llegada ayer a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebra hasta hoy en Bruselas. Por segundo día consecutivo, el primer ministro griego volvió a reunirse con los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, del Banco Central Europeo, Mario Draghi, del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, para limar y afinar un acuerdo en el que llevan trabajando desde hace casi cinco meses.

ALGUNAS CESIONES

De estos encuentros previos salió una nueva oferta de los acreedores con algunas cesiones a las que Grecia respondía media hora antes del inicio del Eurogrupo con una contraoferta acogida de nuevo con suspicacias. «Nada nuevo sobre la mesa», decía el ministro alemán Wolfgang Schäuble. «Grecia ha dado marcha atrás. El Gobierno griego tiene que ser franco con los griegos y explicarles lo que está en juego», añadía. Y en la misma línea se pronunciaba poco después la cancillera alemana, Angela Merkel, que ha fijado el lunes como plazo límite para cerrar la crisis. «No hemos conseguido el avance necesario y, en algunos aspectos, incluso, tenemos la impresión de volver atrás», aseguraba minutos antes de entrar en la sede del Consejo Europeo donde se reunía poco después y por espacio de 20 minutos con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Fuentes conocedoras de las negociaciones lamentaron que Atenas volviera a presentar otra propuesta en el último minuto, sin tiempo para que los técnicos de las instituciones la analizaran. «Hemos recibido el papel hace dos minutos», se quejaba el austríaco Hans Jörg Schelling, advirtiendo que este fin de semana es el plazo límite. «Permítanme no volver a ser optimista aunque me gustaría equivocarme», añadía el eslovaco Peter Kazimir.

Pese a este tono crítico con la forma de negociar los griegos, nadie quiere tirar la toalla, conscientes del daño que puede hacerle al euro. «Es un tema importante. Todo el mundo quiere llegar a un acuerdo con Grecia. Es vital. Si nos tenemos que reunir lo haremos todas las veces que sea necesario antes de llegar a la ruptura», añadía el ministro español, Luis de Guindos.

SIGUEN LAS DIVERGENCIAS

La reunión se saldaba con la constatación por parte de Dijsselbloem, responsable de informar sobre el desenlace a los líderes europeos ayer tarde, de que siguen existiendo divergencias. «Todavía hay distancia con las autoridades griegas en una serie de cuestiones», constaba ayer. El resultado es que habrá un nuevo intento y que será el último.

Según fuentes cercanas a la negociación, el Eurogrupo ha encargado a la troika que examine el último documento griego y que determine si hay margen para incorporar alguna propuesta. Insisten, no obstante, que el plan de los acreedores es la última oferta, «que no habrá más negociación» y que la reunión del sábado tendrá un objetivo: «que Grecia diga si acepta la propuesta o no», aseguran. Una especie de «o lo tomas o lo dejas» porque el tiempo realmente se ha agotado.

Hay dos parlamentos, los de de Finlandia y Alemania, que tendrán que refrendar el acuerdo y al menos el Bundestag alemán solo lo hará si el Parlamento griego aprueba antes el plan y algunas de las reformas como la del IVA cuya aplicación está prevista desde el 1 de julio.