Si gana el 'out'

El shock internacional sería de primera magnitud si los británicos deciden salir de la familia europea

Boris Johnson, exalcalde de Londres.

Boris Johnson, exalcalde de Londres. / periodico

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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Si este viernes los británicos votan ‘out’ y sellan la salida de la Unión Europea, el shock tendrá magnitud internacional. David Cameron habrá perdido la apuesta que lanzó hace dos años y su carrera habrá quedado hecha ceniza. Deberá comunicar la noticia a Bruselas y no tendrá más remedio que dirigirse al país, en la alocución más difícil de su vida.

El primer ministro prometerá respetar el mandato del pueblo británico y encarrilar el periodo de transición que llevará a ruptura definitiva con Bruselas. Una negociación para la que habrá un periodo máximo de dos años, a partir de la notificación oficial de la decisión británica. La notificación formal del 'brexit' podría tardar hasta seis semanas para permitir cualquier reclamación legal sobre el resultado de referéndum.

No es descartable que los mandatarios europeos convoquen una cumbre extraordinaria de la UE para los próximos días. Deberán cerrar filas frente a los euroescépticos de toda Europa, envalentonados con el resultado en el Reino Unido. Su misión será afianzar el euro y reafirmar su intención de seguir adelante con el proyecto de integración europea.

El Tesoro, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo tienen previstos planes de contingencia para adoptar medidas inmediatamente, a fin prevenir una situación de caos en los mercados y el posible “viernes negro” anunciado por el inversor multimillonario, George Soros.

El actual ministro de FinanzasGeorge Osborne, ha hablado de la presentación en las próximas semanas de un presupuesto de emergencia, aumentando impuestos y recortando aún más las ayudas sociales para cubrir el ‘agujero’ negro que provocaría el 'brexit'. Los conservadores euroescépticos ya le han advertido de que no aprobaran tal plan y que su puesto en el cargo sería insostenible.

INESTABILIDAD POLÍTICA EXTREMA

La política británica entraría en un periodo de inestabilidad extrema. Es imposible que David Cameron pueda seguir al frente del Gobierno, habiendo perdido toda credibilidad. La única duda es si durará horas o días. La elección de un nuevo líder sería en otoño, con Boris Johnson pujando por el cargo y revelando al fin abiertamente sus intenciones.

Las elecciones anticipadas vendrían muy posiblemente después. Nigel Farage, del UKIP, a pesar de no tener por ahora escaño en Westminster, reclamará su parte en el triunfo. El partido laborista tampoco saldría indemne del referéndum. Habrá reproches contra Jeremy Corbyn por la falta de entusiasmo en la campaña, tardía y sin brío. Sus adversarios internos, que son muchos y le consideran incapaz de ganar unas futuras elecciones, podrían aprovechar la ocasión para tratar de deshacerse de él.