Las controvertidas políticas de inmigración en Europa

La expulsión de Leonarda pone en apuros a Hollande

Grupos de estudiantes se enfrentan a la policía, ayer, en París.

Grupos de estudiantes se enfrentan a la policía, ayer, en París.

ELIANNE ROS
PARÍS

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¿Qué hacer con Leonarda y su familia? La cuestión se ha convertido en una auténtica patata caliente para el presidente francés, François Hollande. La ola de indignación que ha desatado la expulsión a Kosovo de la niña de 15 años de origen gitano en plena salida escolar enfrenta al presidente francés a un doloroso dilema: desautorizar al ministro del Interior,

Manuel Valls, que reivindica su política de firmeza, o al primer ministro, Jean Marc Ayrault, y todos los miembros del Gobierno y dirigentes socialistas que reclaman una reparación. Es decir, el retorno de Leonarda Dibrani, que ayer volvieron a exigir en la calle miles de estudiantes en huelga que pedían la cabeza de Valls.

Silencioso hasta ahora, Hollande quiere zanjar este fin de semana el asunto, aprovechando el inicio de las vacaciones escolares de otoño en la confianza de que los jóvenes estén menos movilizados. De viaje a las Antillas, Valls avanzó su regreso para afrontar hoy la situación con el informe sobre las circunstancias de la expulsión -entregado anoche al presidente- sobre la mesa.

REFORMA LEGAL / Es muy posible que este informe establezca que no se ha vulnerado la ley, como sostiene Valls, pero admita que el procedimiento fue desafortunado. Según algunas fuentes, esta sería la brecha que aprovecharía el presidente para intentar cerrar la crisis anunciando la modificación de las reglas de expulsión de los jóvenes sin papeles. La presidencia evocó una «santuarización» de la escuela para evitar que una repatriación pueda interrumpir la escolarización. Tras su llegada al poder, en mayo del 2012, los socialistas no incluyeron en la normativa la disposición -introducida durante el mandato de Nicolas Sarkozy justamente a raíz de sus polémicas expulsiones a la salida de clase- que obligaba a respetar el curso escolar antes de expulsar a un simpapeles. «Si del informe se desprende que hay que perfilar algunos aspectos de la ley, se pueden introducir mejoras», avanzó Valls.

¿Una solución de tipo legal será suficiente?. No parece. La candidata socialista a la alcaldía de París, Anne Hidalgo, reclamó el regreso de Leonarda y del joven armenio Khatchik Kachartryan, de 19 años, expulsado hace una semana. Ambos se han convertido en el símbolo de la protesta estudiantil. «Pido que un niño escolarizado sea protegido y que su situación sea estudiada con benevolencia», proclamó Hidalgo en línea con la revuelta juvenil.

TRIERVEILER INTERVIENE / Sin embargo, si la familia regresa a Francia, Hollande es consciente de que, a cinco meses de las municipales, la ultraderecha explotará a fondo la historia de un padre de etnia gitana que ha tenido problemas con la justicia -pequeños robos y violencia contra su mujer y sus hijas- y mintió a las autoridades diciendo que procedían de Kosovo y no de Italia para obtener el asilo. Además, abocaría a la dimisión no solo a un hombre clave del Gobierno sino a su principal baza para frenar el auge de Marine Le Pen. «Soy el muro de contención del Frente Nacional», reitera Valls, el político más popular del Gobierno. Su política férrea con la inmigración y la delincuencia es tan aplaudida por la derecha como criticada en la izquierda, que ahora ve llegada la oportunidad de desacreditarlo.

Esta situación ha provocado un fuerte malestar en el Elíseo. Según algunos consejeros, Hollande está muy disgustado por los ataques que ha sufrido Valls, que considera injustos. El presidente quizá también se hubiera ahorrado la intervención de su pareja, Valérie Trierweiler. «Estoy afectada, la escuela está ahí para ofrecer la igualdad de oportunidades, no para excluir», declaró la primera dama durante una visita a la escuela en la que cursó la primaria. Y defendió veladamente el retorno de la niña: «Leonarda no es responsable de lo que haya podido hacer su padre».