POLÉMICA EN FRANCIA

Depardieu, el aldeano

De motero 8 Depardieu, ayer, a la salida de un restaurante de París.

De motero 8 Depardieu, ayer, a la salida de un restaurante de París.

VICENÇ BATALLA
PARÍS

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Como si siguiera interpretando a Rasputín, el monje conspirador de la última corte de los zares, la carta que el actor francés Gérard Depardieu ha enviado como agradecimiento por su nacionalización al presidente ruso, Vladímir Putin, ha causado consternación en Francia y dividido a la clase política del país eslavo. En ella, Depardieu no duda en afirmar que Rusia es«una gran democracia»y no«un país donde el primer ministro trata a un ciudadano de miserable».El actor se venga así del impuesto temporal del 75% para las rentas de más de un millón de euros anuales que el Gobierno francés volverá a presentar reformado tras la censura del Consejo Constitucional.

Uno de los roles que más ha incrementado la popularidad de Depardieu en Rusia fue su papel de Rasputín en una película del 2011. Recientemente, ha prodigado sus colaboraciones en publicidad y cenáculos de autócratas del Cáucaso y exrepúblicas soviéticas. Por ejemplo, se le puede ver en la televisión asegurando que él confía en el banco Sovietski u oírle en un dúo tórrido con la hija del dictador de Uzbekistán, Gulmara Karimova. Quizás lo que más sorprende a la mayoría de franceses es su estrecha relación con el sátrapa checheno, Ramzan Kadyrov, por quien se desplazó para su cumpleaños el pasado 5 de octubre.

Fue allí donde Depardieu declamó:«¡Gloria a Grozny!, ¡Gloria a Chechenia!, ¡Gloria a Kadyrov!».Entre la audiencia en la capital chechena, estaban personajes tan clarividentes en geopolítica como los exfutbolistas Diego Maradona y Luis Figo. Todas estas intervenciones son fáciles de encontrar en internet y las reproducen las webs periodísticas francesas.

Por ello, no es extraño que en su carta a Putin afirme que adora a Rusia.«Mi padre era un comunista de la época, ¡escuchaba Radio Moscú! Esta es también mi cultura»,se exclama antes de confesar que le gustaría instalarse en el país, no en Moscú, sino«al borde de los bosques de abedules».Tal propuesta ya ha sido recogida por el propio primer ministro, Dimitri Medvédev, recordándole que en Rusia no corre el riesgo de recibir impuestos tan altos porque la declaración de la renta es para todos del 13%.

Estupor en la oposición

Excepto algunos políticos en la órbita del expresidente francés Nicolás Sarkozy, para quien Depardieu no dudó en dar su apoyo en las elecciones del 2007 y el 2012, el resto de responsables políticos han deplorado la nueva pirueta pública del actor. Algunos han recordado el apoyo de Putin al régimen sirio de Bashar el Asad en la actual guerra civil o la condena al grupo de punk-rock Pussy Riot. En Moscú, el opositor Eduard Limonov le ha invitado a la manifestación de cada 31 de mes que las fuerzas del orden siempre reprimen.

El propio Elíseo confirmó que, el pasado 1 de enero, el presidente francés, François Hollande, conversó telefónicamente con Depardieu para hablar en principio de su exilio fiscal en el pequeño pueblo belga de Néchin, cerca de la frontera con Francia. Habían pasado solo tres días desde que los sabios del Consejo Constitucional habían anulado el impuesto del 75% por ser de carácter individual y no contabilizarse por hogar como en la declaración de la renta. El Gobierno no piensa echarse atrás y ya prepara una reforma del impuesto para que se pueda poner en marcha en los presupuestos del 2014 y aplicarse a los ingresos del 2013.

Por su parte, el responsable de la comisión de nacionalizaciones del Congreso belga, George Dellemagne, que todavía no ha recibido la demanda de Depardieu, manifestó al diarioLe Mondeque tras la obtención del pasaporte ruso estudiarían el tema«de forma diferente»porque «las nacionalidades no se coleccionan».