Análisis

El debate del estado del mundo

Rafael Vilasanjuan

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El debate del estado de la nación no aporta soluciones pero fija prioridades y revela la fuerza que tienen los responsables políticos para emplearse en ellas. Si los jirones de piel arrancados esta semana en el Parlamento español sugieren algo más, es que la ausencia de un Gobierno global no debe ser excusa para evitar un debate así sobre el estado del mundo. ¿O es que no inquieta que junto a los cuatro millones de parados que tenemos aquí, no hagamos nada por los 1.000 millones de personas que se mueren de hambre un poco más allá?

La crisis siempre es más dura en condiciones extremas. ¿Cómo se entiende que al tiempo que la depresión ha rebajado los precios de semillas y alimentos en el mercado, el hambre supere, por primera vez en la historia, la barrera de 1.000 millones de personas? El debate está abierto en la ONU y el marco será la cumbre de los Objetivos del Milenio, en septiembre. Cuando se formularon --hace ahora una década-- estos objetivos eran la referencia para evaluar el estado del mundo. Prometían erradicar la pobreza y el hambre, lograr un clima sostenible, potenciar el desarrollo de la mujer, el acceso universal a la educación y a los medicamentos esenciales y reducir la mortalidad infantil a la mitad en el 2015. Si analizamos ahora la evolución a través de este proyecto ambicioso podemos constatar dos realidades: la primera es que estamos lejos no ya de alcanzarlos, sino de avances modestos; la segunda es que nadie se siente responsable.

Pero no todo es culpa de la crisis. En un momento crucial para renovar el compromiso global, sorprende la incapacidad de la ONU de encontrar a alguien mejor que el presidente de Ruanda para copresidir el equipo que prepara la cumbre. El general Kagame es el mismo que mantiene inestable todo el este del Congo, una de las zonas más pobres del mundo, para esquilmar sus recursos naturales. Si había alguien mejor, la ONU ha perdido una oportunidad de renovar confianzas. Si no lo había, quizá haga falta un debate para saber lo mal que está el mundo.