UN DIRIGENTE EN EL PUNTO DE MIRA

Muy poco diplomático

El controvertido exprimer ministro británico alterna la promoción de la paz en Oriente Próximo con jugosos negocios con dictaduras de todo el mundo

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CARLES PLANAS BOU
BARCELONA

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Tony Blair vuelve a estar en el ojo del huracán. El 15 de marzo el 'Financial Times' informó que el exprimer ministro británico sería forzado a dimitir forzado a dimitir como enviado especial del cuarteto para Oriente Próximo por la falta de progreso y por sus controvertidas relaciones profesionales. La información volvió a poner en la primera línea de debate la peligrosa y delgada línea entre el servicio público y el interés privado.

Desde el 2007, el exprimer ministro laborista ha representado al cuarteto (EEUU, UE, ONU y Rusia) en Oriente Próximo. Los avances han sido mínimos en estos ocho años en que Blair ha combinado su labor de mediador con lucrativos contratos como asesor de empresas y gobiernos con intereses en países de la región. Entre los clientes del exdirigente británico se citan PetroSaudi, compañía energética conectada con la familia real de Arabia Saudí y Mubadala, un fondo de inversión de Abu Dabi.

El historial de Blair nunca ha sido ajeno a las controversias. Aunque después de los atentados del 11-S logró altos niveles de popularidad, su implicación en la fatal aventura militar de Irak en el 2003 marcó el resto de su carrera política y el declive de su imagen en el Reino Unido.

CONTACTOS E INFLUENCIA

Al abandonar el número 10 de Downing Street, Blair se reconvirtió y utilizó sus contactos e influencia en empresas privadas, que han demostrado ser un negocio mucho más jugoso y lucrativo que la política. Prueba de ello son los más de dos millones de euros que ingresa al año como asesor del gigante bancario estadounidense JPMorgan Chase.

Blair entró en el cuarteto a petición de su amigo el expresidente George Bush Desde entonces no ha tenido ningún problema en combinar esa labor con su asesoría a la familia real de Kuwait y a fondos de inversión de los Emiratos Árabes Unidos. La cuestionada reputación de Blair se extendió en agosto del 2014 cuando se desveló su trabajo como consultor de la dictadura de Kazajistán para mejorar la imagen del país después del asesinato de 14 manifestantes. En el 2013, ofreció sus consejos sobre economía al general Abdel Fatah al Sisi, que acababa de tomar el control de Egipto mediante un golpe de Estado.

Blair nunca ha reconocido su parte de responsabilidad en la radicalización de la región, que ha preferido achacar directamente a la «naturaleza» del Islam. El controvertido exprimer ministro británico sigue siendo además un férreo partidario de la acción militar.