ECOS DE UNA LEYENDA

En busca del tesoro de Pablo Escobar

Vista general de la demolición de la antigua mansión del narcotraficante Pablo Escobar, que murió hace 22 años en un operativo policial en Miami Beach (Florida, EEUU).

Vista general de la demolición de la antigua mansión del narcotraficante Pablo Escobar, que murió hace 22 años en un operativo policial en Miami Beach (Florida, EEUU). / periodico

ABEL GILBERT

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“Están locos”, dijo el exjefe de sicarios del cártel de Medellín, Jhon Jairo Velásquez, más conocido como 'Popeye'. Y con un gesto de desdén añadió: “Lo que van a encontrar es una rata muy bonita, zancudos y una serpiente. Allá no hay absolutamente nada. Pablo Escobar no tenía necesidad de meter plata en Miami. Él compró la mansión para estar con su familia”. Pero, ¿por qué iban a creerle al hombre que confesó haber cometido 250 asesinatos? Eso pensó Christian de Berdouare, fundador de la cadena de restaurantes de comida rápida Chicken Kitchen, y dueño de la propiedad que había pertenecido a “uno de los asesinos y criminales más grandes del mundo”. 

Entre las palabras de desprecio de Popeye y los rumores sobre los hábitos del narcotraficante, que los culebrones sobre 'El patrón del mal' dieron por cierto, se inclinó por lo segundo. Antes de reducir a polvo la mansión de 700 metros cuadrados, ubicada al 5860 North Bay Road, con embarcadero propio y una vista privilegiada a la Bahía Vizcaína, Berdouare contrató a un equipo de cazadores de tesoros. Había pagado por la propiedad casi 10 millones de dólares. Quizá supuso que, en las profundidades, le esperaban tantos billetes con el rostro de Washington que nunca terminaría de contarlos. Los cazadores trabajaron a destajo. Utilizaron picos, mazos, detectores de metales y un radar ultrasensible a los restos de aquella propiedad. El esperado hallazgo se convirtió en fiasco.

La leyenda de la fortuna escondida parecía irse con los escombros que sacaban las palas mecánicas y las excavadoras. Pero dos confusos episodios le volvieron a darle carnadura. Jennifer Valoppi, la esposa de Berdouare, denunció que, en medio de las tareas de demolición, han robado una caja fuerte de la casa. “Estaba en el piso, bajo el mármol y fue descubierta por nuestros obreros”, dijo. Valoppi aseguró desconocer qué había en su interior. “Cuatro de nuestros trabajadores la vieron y nunca nos lo dijeron porque pensaron que nosotros ya sabíamos de su existencia”, dijo Berdouare. “La caja fuerte tenía unas 10 pulgadas de ancho por 18 de largo… No sabemos qué tenía dentro o si estaba vacía”, comentó Berdouare.

OTRO PAQUETE SOSPECHOSO

Después de que Valoppi llamó a la policía, los obreros encontraron otro paquete sospechoso. Es de color blanco y tiene la forma de un embutido de aproximadamente un pie de largo. El objeto, que fue descubierto dentro de una estufa, está envuelto en plástico, con precintos metálicos en las puntas. En un principio se creyó que se trataba de cocaína. La policía de Miami Beach examinó el paquete y descartó esa hipótesis.

De acuerdo con El Nuevo Herald, Escobar adquirió la casona color rosa pastel en marzo de 1980 por 762.500 dólares. Una cifra sin precedentes para el negocio inmobiliario del estado de Florida en 1980. El nombre del narcotraficante figura en la escritura. La mansión fue expropiada siete años más tarde. No está claro si Escobar llegó alguna vez a ocuparla. El exagente de la DEA Jim Shedd le contó no obstante a Berdouare que quizá la mansión sirvió  de guarida y como puerto de desembarque de toneladas de la cocaína que provenía de Colombia. Datos suficientes para tomarse en serio la existencia de un tesoro escondido.