Bachelet será presidenta de Chile en la segunda vuelta

Michelle Bachelet deposita su voto en un colegio de Santiago, ayer.

Michelle Bachelet deposita su voto en un colegio de Santiago, ayer.

ABEL GILBERT / Santiago (enviado especial)

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Michelle Bachelet se quedó a tres puntos de ganar en primera vuelta las presidenciales. Computado el 84% del padrón electoral, obtenía casi un 47% de las adhesiones contra el 35,18% de la derechista Evelyn Matthei. Deberá esperar hasta el 15 de diciembre para formalizar su retorno al Palacio de la Moneda. «No hay drama, vamos a ganar», tranquilizó el expresidente Ricardo Lagos. Los encuestadores piensan lo mismo. Nueva Mayoría también: la coalición festejó anoche frente al hotel Plaza San Francisco, el búnquer de Bachelet. Pero para el espacio conservador no hay que cantar victoria: se empieza de nuevo y nada esta dicho.

En tercer lugar quedó Marco Enriquez Ominami, del Partido Progresista, con el 10,8 % de los sufragios. Ominami sugirió que optará, aunque de mala gana, por Bachelet en el segundo turno. Otros tres candidatos de la «izquierda testimonial» consiguieron casi el 5% de las adhesiones. Se supone que los captará la dirigente socialista. Los resultados parciales le daban a Nueva Mayoría una nutrida bancada en las dos cámaras del Congreso.

HISTORIA Y CARISMA / La distancia al parecer irremontable que la candidata de Nueva Mayoría le se sacó a Matthei se explica por su historia y carisma. La derecha la ayudó. A pesar de administrar un país estable y en crecimiento, fue incapaz de prolongar su hegemonía más allá del actual presidente, Sebastián Piñera. Según el analista Antonio Leal, la derrota no es solo de Piñera sino de aquellos jóvenes pinochetistas que se iniciaron en la política a fines de los años 70 y que, hasta ayer, tuvieron un peso gravitante.

Otros jóvenes han irrumpido en escena y contagiaron a muchos mayores. La efervescencia política y cultural es entendida como un cambio de época. Una nueva generación, crecida en democracia y sin las inhibiciones de los que vivieron, lucharon o consintieron la dictadura, ha ganado las calles, las redes sociales y los medios. Hasta hijos de connotados conservadores decidieron darle la espalda a las ideas de sus padres: ellos reclaman derechos sociales y una Asamblea Constituyente que termine con el orden jurídico heredado de la dictadura de Augusto Pinochet.

HIJOS OPOSITORES / El ministro de Interior y Seguridad Pública, Andrés Chadwick, tiene dos hijos claramente opositores. El ministro de Salud, Jaime Mañalich, es testigo de cómo su hijo viró a la izquierda. Pablo Larraín es hijo la exministra de Piñera, Magdalena Matte, y el senador Hernán Larraín, de la archicatólica Unión Demócrata Independiente (UDI). Pero, por sobre todo, es el director de las películas NO, que cuenta la épica de la derrota de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988 y Post Mortem, un filme sobre el golpe de Estado contra Salvador Allende.

Los estudiantes secundarios tomaron ayer simbólicamente el comando de Bachelet y colgaron un cartel: El cambio no está en La Moneda sino en las grandes Alamedas, en alusión al último discurso de Allende en el que profetizaba el paso por la principal avenida de Santiago del «hombre nuevo». «Aprendan de democracias», les regañó con un tuit la primera dama, Cecilia Morel.

El politólogo Cristóbal Bellolio consideró que la primacía electoral de Bachelet ha descansado además en su «habilidad» para hacer «propias las demandas de la calle». Ella pudo «domesticar la furia ciudadana y ofrecer a cambio una versión institucionalizada de ese radicalismo». Camila Vallejo, que lideró las protestas estudiantiles que erosionaron la popularidad de Piñera, y que se ha presentado como candidata a diputada por el Partido Comunista, se resiste a hablar de domesticación. Ya advirtió que los jóvenes «tienen mucho que decir en el próximo Gobierno» y que ella piensa estará con un pie en el Gobierno y con el otro en la calle.