Una buena cosecha

Las nominaciones de este año muestran la saludable convivencia entre cine de género y de autor, aunque falta algún título importante

Quim Casas

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Sin sorpresas dignas de mención. Este podría ser uno de los titulares de cualquier comentario sobre las candidaturas a los premios Goya en su 29ª edición. Casi todas las películas importantes (en el terreno de la ficción: otra cosa bien distinta es en el documental), por cuestiones más artísticas o más comerciales, están presentes en las nominaciones anunciadas ayer por la Academia del cine español. No era demasiado difícil, aunque algún título más que destacado se ha quedado incomprensiblemente fuera.

Magical Girl es la apuesta por un cine diferentes, radicalizado en la temática y revelador de nuevos signos de identidad en las formas. La isla mínima cumple con el cine de género con sutileza mayúscula. Loreak es la apuesta por una cinematografía autonómica que emerge con fuerza. El Niño es la confirmación de la viabilidad de cierto cine de gran aparato, mientras que Relatos salvajes puede estar perfectamente dado que es una producción de El Deseo, pero no es precisamente un filme español en cuanto a argumento, planteamiento y estética, y además también ha sido nominado como mejor película iberiamericana.

Se ha quedado fuera 10.000 kilómetros, por ejemplo, y al margen de que nos pueda gustar más esta película que otras de las seleccionadas (sí aparece nominada en las categorías de director novel y actriz y actor revelación), no deja de resultar extraño que no opte al premio al mejor filme teniendo en cuenta que fue uno de los tres títulos que barajó la Academia para envíar a la selección de los Oscar.

La película policiaca de Alberto Rodríguez arrasa con 17 nominaciones. Puede verse como lo más parecido al puente trazado entre un cine (también policiaco) de vocación más comercial, el representado por El Niño, sin duda la apuesta de la gran industria, y un cine más extremo como el que ejemplifica Carlos Vermut con Magical Girl, que ya logró la Concha de Oro en San Sebastián. Así que si hay muchas dudas y reparto de votos, no extrañaría que La isla mínima acabara siendo, al margen de su intrínseca calidad, la película de consenso.

La cosecha de 2014 ha sido más que buena en el cine español, y además con buenos productos de género y excelentes obras de autor. Pero se echa a faltar más arrojo en las nomiaciones de otras seccciones menos populares, caso del documental. Se ha colado entre las cuatro candidatas una obra de riesgo (Edificio España), pero la apuesta es en este caso más conservadora.