EL ILUSIONISTA DE BADIA VUELVE A BARCELONA

El «baile de secretos» de Antonio Díaz

El llamado Mago Pop triunfa en el Coliseum con el 'show' 'La gran ilusión'

ANTONIO DÍAZ

ANTONIO DÍAZ / EL PERIÓDICO / Barcelona

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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La magia es «un baile de secretos», resume Antonio Díaz, que empezó a ponerla en danza con apenas 4 años.  Un amigo de su padre le hizo el viejo truco de sacarle una moneda de la oreja y se le quedaron los ojos como platos. «No dormí en varios días», asegura.

Tal fue la obsesión por conocer el oficio de Harry Potter que el pequeño aceleró el aprendizaje de la lectura -«era el mejor de la clase»- para poder practicar lo que los libros de magia, impropios para su edad, revelaban. Poco después vio en un vídeo a David Copperfield volando. Alucinó, como todos. «Flipé tanto que mi madre me dice que me ponía la misma música de su número e intentaba volar sobre la cama, le quería imitar», cuenta. Ahora es el público el que flipa con Antonio Díaz (Badia del Vallès, 1986). Hasta septiembre (con parada en agosto) el Mago Pop, como se le conoce por el espacio de Discovery Max que le encumbró, presenta en el Coliseum La gran ilusión, un gran montaje en el que fusiona ingenio, técnica, humor y música. Un show, se congratula, que ha batido récords de recaudación en la historia de la magia en Europa y llevará de gira por Sudamérica.

El espectáculo, en el que la música es un elemento primordial, hace un guiño a El show de Truman y concluye con un par de números que dejan estupefacto al personal. Uno de ellos, con efectos de sombras, le llevó un lustro. «Es muy complejo porque se mezclan muchísimas técnicas, hay 50 juegos», desvela sin dar más detalles. Su favorito, no obstante, es una divertida y original secuencia de rebobinado.

Técnica aparte, el ilusionista, que de adolescente pasó por el Institut del Teatre, tuvo que «trabajar muy duro» la faceta de showman para ganarse al respetable. «Tengo mayor facilidad para ser mago que para ejercer de showman. Soy tímido y he tenido que aprender a transformarme en el Mago Pop, que es todo lo contrario». Y es que los encantadores de plateas necesitan hoy un «personaje muy sólido para funcionar», dice.

'NIETOS' DE TAMARIZ / «Este es uno de los artes más clásicos, que menos se ha renovado, y esto ha penalizado al público, que lo ha asociado con el mago con frac que se saca de la chistera un conejo. Hay mucho cliché. El reto es que la gente vuelva al teatro», afirma Díaz, integrante de una «generación fantástica» de creadores de ilusiones. «Somos una potencia mundial, con nombres como Mag Lari, Jorge Blass...». Todos nietos del simpar Juan Tamariz. El genio de la baraja.

Conocer a otro genio, Stephen Hawking, y sorprenderlo, ha sido su mayor desafío hasta la fecha. «Es una de las mentes más brillantes del mundo y se quedó asombrado con mi juego, le dejé sin respuestas», enfatiza. «Hay técnicas imperceptibles para los sentidos, cosas muy curiosas sobre la percepción», apostilla este investigador del engaño.