Manuel Corachan: "África me dibujó como médico, se lo debo todo"

Todavía adolescente, Manuel Corachan (1938, nacido en San Sebastián pero que regresó a Barcelona con sus padres tras la guerra) empezó a prestar atención a la medicina tropical, en sus veranos en Francia. Compartiendo vacaciones con amigos de su familia –saga de cirujanos–, médicos que ejercían en colonias francesas hablaban de una medicina tropical académica que él ya intuyó que podría tener gran impacto en la población. Dedicó su carrera a tratar e investigar el viaje de bacterias, virus y parásitos con las personas. Dedica su jubilación a ensalzar los valores del África que frecuentó 40 años. 

–¿Qué nos estamos perdiendo de África? Conocerla en profundidad. La historia universal ha sido absolutamente injusta con África,y el siglo de la ilustración tiene la culpa. Grandes intelectuales que influenciaron mucho en Europa la denigraron hablando solo de esclavos, sin haberla pisado. 

–No nos hemos movido mucho. Hoy solo hablamos de migrantes en patera, sin adentrarnos apenas en lo que lleva a su huida. Yo hice mi primer trabajo como médico en África en 1970, en Ghana. Y en el 2006 viajé por última vez al continente africano. El cambio que vi fue brutal. Hoy en África hay cineastas, arquitectos, escritores, científicos..., pero solo mostramos miseria y niños con moscas en los ojos. Es muy necesario un cambio de óptica para empezar a visualizar soluciones. África concentra el desarrollo, médico, industrial y tecnológico, solo en las capitales. Necesita crear 'Terrasses', 'Sabadells' y 'Sant Celonis'. Los jóvenes universitarios se forman bien, si no no acabarían en hospitales europeos. Los de Londres están llenos de médicos de origen africano.

–Pero, ¿los gobiernos africanos quieren ese desarrollo continental? Los jóvenes universitarios africanos están dispuestos a fiscalizar a sus dirigentes como nunca. Si Europa interviene, y Macron ya ha hecho una primera aproximación, podrían nacer esas pequeñas ciudades alternativas a las capitales. Con electricidad y agua, la gente no se marchará. Hay que encontrar maneras de colaborar entre Europa y África en beneficio mutuo, con un intercambio comercial y de conocimientos que nos haga progresar a todos. 

–China se nos ha adelantado. Nos conocemos mucho mejor africanos y europeos. Tenemos mucho en común. 

–Por eso a su último libro dedicado a África lo ha titulado 'Todos somos africanos'. Como explicaba un artículo de la revista Nature, paleontología y genética muestran que solo hace 13.000 años que somos blancos. Antes todos fuimos negros. En Egipto hay monumentos con escrituras antiguas donde se lee: Egipto es tierra de negros.

Noticias relacionadas

Las ciudades sostenibles, ni utópicas ni costosas; este domingo en EL PERIÓDICO

El Sant Jordi más internacional tras la pandemia, avance del Tema del Domingo

–Es su tercer libro sobre África. Tenía muchas ganas de darla a conocer. África ha conformado mi carrera profesional, me ha dibujado como médico, se lo debo todo. Me siento en deuda con ella, más aún viendo cómo se la ha maltratado, para concienciar y luchar contra el racismo. Primero hablé del África negra antes de la colonización, luego desmonté los estereotipos de Livingstone y Stanley que ni fueron un santo ni un villano. Ahora indago en las relaciones del África negra y la civilización greco-romana a través del Mediterráneo. No digo nada que no hayan dicho otros, tengo una biblioteca importante, casi toda en inglés y he recogido artículos durante tres años. Ahora debo buscar editorial.

–Hoy el aula de la Facultad de Medicina de la UB donde dio clases y donde se imparte el Màster de Salut Global del ISGlobal –centro impulsado por la Obra Social la Caixa– lleva su nombre. ¿Qué le gustaría ver en el futuro de la medicina tropical? Espero grandes congresos de veterinaria y medicina juntos porque muchas de las nuevas enfermedades vendrán del reino animal que se adaptarán a las personas.