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Anna Rodríguez: "La interculturalidad es la mayor riqueza del viaje"

Ayuda a amortiguar el choque que las culturas diferentes genera en los viajes. Conocerse -dice- borra muchos miedos

Anna Rodríguez, en Barcelona.

Anna Rodríguez, en Barcelona. / FERRAN NADEU

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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Anna Rodríguez Casadevall (Sant Celoni, 1983) tenía 8 años cuando escribió en su diario: "Cogería la bicicleta y daría la vuelta al mundo". No tenía a su alrededor a ningún viajero, pero cuando el peso argentino alcanzó el valor del dólar, sus parientes en Argentina –su abuelo paterno emigró allí desde Galicia– venían de visita y juntos recorrían Catalunya. Luego ella escribía a sus primas cartas en las que les confesaba que le encantaba cómo ellas viajaban. A los 17 años también ella empezó a hacerlo. Dos Erasmus, en Alemania y en Praga, fueron aperitivo de la que es hoy su vida de trotamundos.

-Los vuelos ‘low cost’ están de su parte...

-En el 2004, cuando hice mi primer Erasmus, llegué a viajar a Alemania por un euro. Doy gracias a los vuelos low cost y a las nuevas tecnologías, que te permiten ir caminando por la calle en Uruguay y comunicarte por whatsaap con quien sea en el otro lado del mundo, mantener el contacto con los tuyos mientras cada cual hace su vida.

-¿En qué diría que consiste la suya ahora?

A mí lo que me mueve es comprender culturas. Sé que acabaré migrando. Después de mis Erasmus pasé un verano en Madison (EEUU) haciendo un voluntariado en una escuela Montesori y después de aquella experiencia me dije: ‘Tengo que buscar maneras de poder estar meses en diferentes países’.

-¿Cómo lo ha ido logrando?

Elegí unos estudios que ya conectaban con lo que siempre me apasionó, que es entender otros idiomas, lengua y cultura van de la mano. Con diez años me obsesionaba entender las canciones de los Beatles palabra por palabra. Las buscaba una por una en el diccionario, y estudié Traducción e Interpretación, con inglés, alemán y francés.

-¿Cómo practica la interculturalidad?

-Antes de viajar a un país no miro guías turísticas, busco novelas escritas por autores del lugar. Cuando llego a una ciudad o pueblo, lo que más me gusta es callejear y mezclarme con su gente. El postgrado internacional que hice en resolución de conflictos me abrió las puertas a la interculturalidad que para mí es la mayor riqueza de un viaje. Sin ella de poco sirve el viaje, pero viajar fomenta la interculturalidad, conocer provoca el cambio en la mente, modifica el discurso al que muchos se ciñen, borra etiquetas.

-Etiquetar es una manera de resumir.

-Justamente el objetivo de trabajar la interculturalidad es vencer prejuicios y estereotipos, demostrar que las generalizaciones no se pueden aplicar. Solo acercándonos a personas de otras culturas, lo que hago como viajera y acompañando viajes de estudiantes, profesores y viajeros en general, podemos comprender lo que desconocemos. Etiquetar a toda una cultura por hechos individuales o de grupos violentos mezclando conceptos de religión es alejarse mucho de la realidad de todo un pueblo.

-Con su blog www.ideasontour.com ¿Qué siente que está compartiendo?

-La sensibilidad por esas diferentes culturas que yo he ido conociendo a través de mis estancias en países diversos, Perú, China. Haber experimentado el choche cultural que siempre en algún momento viviendo en otro país que no es el tuyo llega, y las pasas canutas, y haber aprendido de ello es lo que hace que hoy me apasione tanto el acompañamiento a otros viajeros.

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-Comparte lo que le ha hecho sentirse mejor en cada sitio, la relación de tú a tú, y ahora allana la llegada de otros, amortiguando el choque cultural. ¿Cómo lo hace?

-De entrada siempre recomiendo a quien dice: "estoy fatal, me quiero ir", que no viaje, porque tarde o temprano tendrá que afrontar su malestar, y en un contexto ajeno no te la puedes jugar. Otra cosa  es que un viaje ayuda mucho a conocerse. Monto viajes para grupos reducidos y personalizados para quien desea viajar solo a destinos en los que he vivido, como China, Alemania, República Checa o Perú. Se suele pensar mucho en el visado o las vacunas pero conectar con los puntos en común de cada cultura y conocer la diversidad para comprenderla conduce mejor la adaptación y, en consecuencia, el disfrute y aprendizaje del viaje.