DECISIÓN MONETARIA

¿Debe subir ya los tipos la Fed?

Todo hace indicar que la Reserva Federal Estdounidense subirá este miércoles los tipos por primera vez en nueve años

Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal (Fed), ayer en Washington.

Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal (Fed), ayer en Washington.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La Reserva Federal se dispone a hacer este miércoles lo que no ha hecho en nueve años: subir los tipos de interés. Eso es lo que piensan la gran mayoría de analistas a tenor de los indicadores económicos y las señales que ha enviado en las últimas semanas la presidenta del banco central estadounidense, Janet Yellen. La subida del precio del dinero, que ha estado en niveles cercanos al cero desde diciembre del 2008, se espera que sea muy gradual para evitar turbulencias en los mercados y mantener oxigenada la economía. Pero, de aprobarse, marcará el final de las políticas monetarias expansivas de las que se echó mano para salir de la Gran Depresión. Estos son algunos de los argumentos a favor y en contra de la subida de los tipos de interés.

A FAVOR

EMPLEO. Con un crecimiento superior al 2% interanual, la economía estadounidense ha podido reducir sensiblemente el desempleo. El paro está en el 5% de la población activa, muy lejos de aquel 10% que llegó a alcanzar en el 2009. Muchos economistas consideran que al rozarse el pleno empleo, el repunte de los salarios debería acelerarse y con ellos el crecimiento de la inflación. Teniendo en cuenta que las decisiones de los bancos centrales tardan tiempo en surtir efecto, sería prudente evitar el recalentamiento de la economía subiendo los tipos.

BURBUJAS. Siete años de dinero barato, han fomentado la especulación y la adopción de riesgos para obtener dividendos dada la escasa rentabilidad de apuestas más seguras como los bonos del Tesoro o los depósitos bancarios. Las bolsas han vivido años de bonanza y muchos activos se han apreciado. Mercados como el de los bonos de alto riesgo, también llamados basura, se han hinchado peligrosamente y en lugares como Manhattan y Silicon Valley los precios de la vivienda se han disparado a niveles que hacen temer una nueva burbuja. Una subida de tipos favorecería a los ahorradores.

INFLACIÓN. La inflación está todavía por debajo del 2% deseado por la FED, pero si la caída de los precios del petróleo y la fortaleza del dólar se moderan, podría empezar a crecer en 2016. Ante ese posible escenario, apuntado por Yellen, se antoja más razonable subir los tipos de forma gradual para evitar cambios abruptos que puedan asfixiar la economía.

RECARGA DE ARTILLERÍA. Al mantener los tipos bajo mínimos, la FED se ha quedado sin una de sus principales herramientas para estimular la economía en caso de que hubiera un frenazo o un contexto internacional adverso. Si sube ahora los tipos, tendrá más tarde margen para bajarlos.

EN CONTRA

CONFIANZA EN EL EMPLEO. El mercado laboral tiene todavía margen para mejorar porque, si bien el paro ha descendido hasta el 5%, demasiados estadounidenses han dejado de buscar trabajo activamente. El índice de población activa está en el 62%, el porcentaje más bajo de los últimos 38 años. Los salarios han empezado a subir pero a un ritmo que está lejos de ser preocupante para la estabilidad de los precios.

DEFLACIÓN. La gran preocupación de los economistas en los últimos años no ha sido la subida de los precios sino su caída sostenida, la llamada deflación. Aunque sus riesgos se están disipando, la inflación subyacente, que excluye los alimentos y la energía, está en el 1.2% del PIB, todavía lejos de ese 2% al que aspira la FED. Eso significa que hay margen para seguir estimulando el consumo y la inversión.

CONTEXTO INTERNACIONAL. El crecimiento internacional es bajo y tanto China como otras economías emergentes se han desacelerado. Una subida de tipos está llamada a encarecer el dólar, una situación que no solo perjudicará a los exportadores estadounidenses, sino que encarecerá las deudas denominadas en dólares de las empresas y estados del mundo en desarrollo, fuertemente endeudados en muchos casos. La fuga de capital extranjero ya ha comenzado e instituciones como el Banco Mundial han advertido de los riesgos de una crisis de deuda en los mercados emergentes.