CRISIS DEL MAYOR GRUPO INDUSTRIAL VASCO

Mondragón se desmorona

Adiós 8El presidente de Mondragón, Txema Gisasola, en una imagen de archivo.

Adiós 8El presidente de Mondragón, Txema Gisasola, en una imagen de archivo.

AITOR UBARRETXENA
SAN SEBASTIÁN

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Las crecientes presiones internas y externas, así como las discrepancias surgidas con las instituciones vascas, han provocado el adiós del cuestionado líder del mayor grupo empresarial vasco. El presidente de la Corporación Mondragón, Txema Gisasola, presentó ayer su dimisión alegando motivos personales, aunque fuentes del grupo admiten que la caída de Fagor Electrodomésticos, precisamente la empresa que dirigió durante años Gisasola, ha tenido un peso decisivo en la renuncia.

El grupo, propietario también de Caprabo, anunció ayer un periodo de «análisis y reflexión» para diseñar el marco general de actuación de los próximos años. Hasta la designación de un sustituto, el grupo será dirigido por una comisión gestora que se centrará en recuperar la confianza de los inversores, muy deteriorada tras la sucesión de noticias negativas.

Renegociar la deuda

La dimisión de Gisasola se produjo justo un día después de que Eroski, grupo de distribución de la corporación que da trabajo a casi 40.000 personas, anunciara que está en proceso de renegociación de la deuda. El acuerdo de intenciones suscrito con las entidades financieras implica canjear las aportaciones financieras subordinadas por bonos de vencimiento a largo plazo y un pequeño porcentaje de liquidez, con una quita del 30%.

Las aportaciones financieras del grupo Eroski alcanzan los 660 millones de euros y están colocadas entre 30.000 inversores. Como prueba de la animadversión que despierta Gisasola, el presidente de los afectados por las subordinadas de Fagor y Eroski, Ricargo González, dijo al conocer la dimisión que «donde tenía que estar es en la cárcel».

También se posicionó el PSOE, que exigió ayer al Gobierno que se «implique» en la regulación de los canjes de estas participaciones preferentes para evitar que se impongan quitas o pérdidas de la inversión, a la vez que reclamó una actuación de oficio para analizar si ha existido fraude o mala praxis en la venta de estos productos.

Los cooperativistas de Fagor responsabilizan a Gisasola de la estrategia de internacionalización acometida durante su mandato, que se concretó en compras de empresas que no ha sido posible digerir.

Y le recriminan también que no apoyara, ya desde la presidencia del grupo, al buque insignia de la corporación. A estos reproches se ha sumado incluso el Gobierno vasco, habitual aliado del grupo, ya que el Ejecutivo de Urkullu ha criticado la gestión de la liquidación de Fagor. Y para rematar los enfrentamientos con las instituciones, la Cámara vasca, a petición del PP, reclamó a Gisasola que acudiera a explicar la situación de la empresa en concurso de acreedores. Fiel al hermetismo que rodea a la corporación, declinó dar explicaciones.