Los primeros estudiantes de Saloufest se marchan con 46 multas

Unos 7.400 estudiantes británicos, 2.000 menos que el año pasado, han comenzado a visitar Salou para participar en esta fiesta que ha suscitado la polémica en varias ocasiones por el comportamiento incívico de los jóvenes

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El primer contingente de 2.500 estudiantes del Saloufest se han marchado de esta localidad de la costa de Tarragona con 46 multas, de entre 100 y 300 euros, por beber u orinar en la calle, según fuentes municipales.

Unos 7.400 estudiantes británicos, 2.000 menos que el año pasado, han comenzado a visitar Salou para participar en esta fiesta que ha suscitado la polémica en varias ocasiones por el comportamiento incívico de los jóvenes.

El Ayuntamiento de Salou, la Generalitat y las asociaciones hoteleras y de restauración de la Costa Dorada anunciaron, antes de Semana Santa, un frente institucional común contra el Saloufest un festival publicitado como fiesta y deporte que organiza I Love Tour.

El sector del ocio nocturno, la asociación de empresarios y restauradores de Salou y los hoteleros, por su parte, defienden este festival porque les ayuda a empezar antes la temporada de verano, ya que genera un impacto de 5 millones de euros para el que no existe alternativa.

En la anterior edición llegaron 9.400 universitarios y en esta, se calcula que son 2.000 menos, llegados en tres fases: del 20 al 25 de marzo, del 29 de marzo hasta el 2 de abril y del 4 al 10 de abril.

El primer contingente, de 2.500 estudiantes, se fue con un balance de 46 multas de entre 100 y 300 euros por beber y orinar en la calle. La segunda remesa es la más numerosa, con 4.000 jóvenes, y ya suman 22 multas por los mismos conceptos.

Algunos vecinos consultados por Efe de la calle Carles Buigas, el epicentro de ocio nocturno del municipio turístico y del festival, señalan que se nota más el control policial y de los propios monitores del festival. "Se disfrazan y hacen el tonto como siempre, pero dicen que son menos y a lo mejor por eso se nota menos follón", dice Mari Carmen López.

En el salón de tatuajes Stigma, los dependientes comentan que otros años han tenido mucho más trabajo y aseguran que a ellos no les molestan. Otro comerciante de la zona afirma: "con ellos estoy tranquilo porque no roban, a diferencia de muchos turistas españoles".