CAMBIOS EN EL SECTOR FINANCIERO IBÉRICO

Isabel Dos Santos niega haber pactado con Caixabank el control del banco luso BPI

La entidad portuguesa vuelve a cotizar en la Bolsa de Lisboa ante la falta de información sobre el posible acuerdo

HELENA PONCINI / LISBOA

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La disputa entre Caixabank y la angoleña Isabel Dos Santos por el Banco Portugués de Inversión (BPI) adquiere, cada vez más, tintes de culebrón. Una novela cuyo desenlace parece inminente, pero que mantiene en vilo a todo Portugal desde hace semanas y que ha derivado en un debate público sobre la "españolización" del sector financiero luso. 

El 10 de abril es la fecha límite colocada por Bruselas para que el BPI se deshaga de su negocio en Angola, bajo la amenaza de ver penalizados sus ratios de solvencia si no lo hace. Por este motivo, las conversaciones entre el Caixabank (propietario del 44,1 % de las acciones) y Dos Santos (dueña del 18,6 %) se producen bajo una intensa presión para encontrar una salida cuanto antes.  

La solución que está encima de la mesa pasa por que la multimillonaria africana compre a la entidad portuguesa su participación en el Banco de Fomento de Angola (BFA), y a cambio deje vía libre al Caixabank para controlar totalmente el BPI. Si la hija del presidente angoleño aceptase, medios lusos especulan con que, además, contaría con el visto bueno de las autoridades para poder entrar en el accionariado de otros de los grandes bancos del país: el BCP, donde ya está presente el Sabadell con cerca del 5 % de los títulos.

En Portugal se da por hecho el acuerdo entre los dos accionistas desde la semana pasada, a falta únicamente del beneplácito de todos los organismos reguladores y de ultimar algunos "detalles". 

LAS NEGOCIACIONES DE NUNCA ACABAR

La publicación el martes en el diario Jornal de Negócios de nuevos detalles sobre las posibles consecuencias de este entendimiento entre Caixabank y Dos Santos llevó a la Comisión del Mercado de Valores lusa a suspender la cotización de las acciones del BPI en la Bolsa de Lisboa, a la espera de "información relevante".

El regulador optó por levantar la suspensión 24 horas más tarde, después de que Dos Santos emitiera un breve comunicado en el que negó una vez más que el acuerdo estuviera cerrado y donde se limitó a señalar que las negociaciones existen.

Esta es la segunda vez en lo que va de mes que la cotización del BPI es suspendida en Bolsa, reflejo de que las conversaciones se están prolongando más de lo esperado. La Comisión del Mercado de Valores ya tomó idéntica decisión a principios de marzo, y la respuesta de los accionistas fue la misma: hay contactos para "alcanzar una solución (...) sin que hasta ahora se haya llegado a una solución". 

LA "ESPAÑOLIZACIÓN" DE LA BANCA

De acabar concretándose finalmente la operación, el BPI se sumaría a la lista de entidades lusas bajo control extranjero. De hecho, se estima que el peso de España en el sector financiero luso representa ya cerca del 28 %, después de que el Santander adquiriera hace tres meses el banco Banif. Y varias entidades españolas figuran entre las favoritas para hacerse con el Novo Banco, que ya se encuentra a la venta.

Un escenario que ha despertado las críticas de varios sectores, que advierten de los riesgos que conllevaría esta dependencia del país vecino. El aluvión de críticas ha sido tal que el primer ministro, el socialista Antonio Costa, ha tenido que recordar que es necesario reforzar el sistema financiero sin "discriminación por motivos de nacionalidad".

Dada la ausencia de inversores nacionales capaces de participar en el proceso de consolidación que afronta la banca portuguesa, algunas voces apuestan por reequilibrar la situación priorizando la inversión angoleña, que junto a la española es la más interesada en el sector.