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Folclore

OLGA Grau

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La Agrupació Astronòmica de Sabadell (Caixa Sabadell), lostraginersde Manresa (Caixa Manresa) y la Academia de Tastavins de Vilafranca (Caixa Penedès) son algunas de las entidades que figuran en las asambleas de las cajas de ahorros, junto con asociaciones de arqueólogos, montañeros,dansaireso centros de lectura.

Las asambleas son el mayor órgano de decisión de las cajas, equivalente a las juntas de accionistas de las empresas cotizadas, y están formadas por hasta 160 personas. Participan en la asamblea impositores –clientes–, entidades cívicas, ayuntamientos, fundadores y empleados. De este órgano surge el consejo de administración, que elige al presidente de la caja, que en teoría debería mandar poco, pero que en ocasiones, manda mucho.

En las asambleas conviven en la actualidad alcaldes, concejales, presidentes de diputaciones, representantes sindicales, empresarios y todo un universo pintoresco que se supone que representa a la sociedad que alumbró a la entidad un buen día hace cien años.

Las cajas no reparten el beneficio entre accionistas –porque no tienen propietario–, sino que dedican el excedente a la Obra Social de la manera cómo consideran conveniente. Hay cajas que priorizan el arte, otras la asistencia a los desfavorecidos y, otras aportan recursos a escuelas, hospitales y hasta a organizaciones sin ánimo de lucro.

Quizá este sea el punto en el que resulta inquietante la presencia de tanto político en los órganos de decisión. ¿Quién asegura que el excedente se reparte con criterios ecuánimes? La reforma de la ley de cajas, presentada el pasado viernes, va en el camino de limitar la presencia de cargos electos en los consejos de las cajas. Ya era hora. El siguiente reto será evitar que expolíticos sigan colándose en los consejos en representación de entidades fundadoras.