CAMBIOS EN UNA FUNDACIÓN DE EMPRESARIOS Y DIRECTIVOS

Femcat inicia una etapa con mayor perfil de lobi

Carbonell,  en el despacho de presidente del consell social de la UPC.

Carbonell, en el despacho de presidente del consell social de la UPC.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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ees un lobi y lo será más. Ramon Carbonell, el nuevo presidente de Femcat, está decidido a reforzar ese papel de la organización que rehúye entrar en debates públicos sobre política. «Una patronal seguro que no somos. Somos una fundación para hacer lobi con el objetivo de que Catalunya sea uno de los países o zonas más competitivas de Europa y del mundo con una sociedad cohesionada», sentencia.

Tras desvincularse de la empresa familiar Copcisa, de la que fue vicepresidente después de un proceso de saneamiento y reestructuración de deuda, Carbonell ha emprendido una etapa nueva en negocios energéticos y como presidente del Consell Social de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). En esta nueva fase, la presidencia de Femcat, para la que fue elegido por la asamblea de la organización en sustitución de Miquel Martí (Moventia), a finales de enero; es también un aliciente para retomar la defensa de la reindustrialización. «Defendemos una Catalunya industrial. Es cierto que ha perdido peso con la crisis, pero queremos que se mantenga la mentalidad industrial. Y para ello es esencial la universidad y la investigación».

Hay quienes han interpretado que los grandes empresarios y sagas han dejado la fundación, pero Carbonell lo niega. «Las sagas están, aunque la nueva directiva tiene una media de edad de menos de 50 años, lo que, a la vez, permite mantener la exigencia fundacional de renovación», explica. De hecho, aunque se prevén presidencias de tres años, los cambios se realizan cada dos, recuerda. Por ejemplo, en la cúpula le acompañan en las vicepresidencias, que pasan de cinco a cuatro, Ricard Aubert (consejero de Simon); Elena Massot (adjunta a la dirección general de Vertix); David Nogareda (consejero delegado de Labotario Hipra) y Pau Relat (consejero delegado de Mat Investment Hólding).

Una de sus prioridades es crear grupos de trabajo para «repensar» cada una de las actividades que realizan, como las de acercamiento del mundo de la empresa a los diputados del Parlament, a la universidad y a las escuelas. Pero eso no significa no seguir haciéndolas, sino «mantenerlas iguales o de forma diferente», según lo que surja de los grupos de trabajo. A diferencia de otras organizaciones, como Foment, Femcat opta por no definirse políticamente de forma pública, asegura. «Si nos consideran un lobi empresarial nacionalista es por lo que no decimos, más que por lo que decimos», dice.

Tampoco quiere entrar en polémicas sobre los efectos del proceso soberanista. «Las estadísticas se arreglan en un sentido u otro. La gente tiene suficiente información para tomar sus decisiones y asumir el resultado que surja de las urnas», asegura. «Femcat no se tiene que posicionar. Estamos al servicio del país y para velar porque haya un marco para que las empreas sean competitivas», afirma.