AUTOMOCIÓN

El escándalo de VW pone el diésel en el ojo del huracán

Un operario de Volkswagen examina un motor diésel en la planta de la firma en Salzgitter (Alemania).

Un operario de Volkswagen examina un motor diésel en la planta de la firma en Salzgitter (Alemania). / jst fdt kre jak UW

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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¿Diésel gasolina? La pregunta recurrente a la hora de comprar un coche ha ido perdiendo sentido en los últimos años, en los que los motores de gasóleo han impuesto su ley sobre los de gasolina. Pero los últimos datos muestran un frenazo en la penetración del diésel que el escándalo de los motores trucados de Volkswagen puede profundizar al convertirse en la punta del iceberg de una tormenta que cae sobre el gasóleo y que extiende la sombra de duda sobre toda la industria.

La trampa instalada por los ingenieros alemanes de Volkswagen en la centralita informática de sus motores de gasóleo de 1.6 y 2.0 litros tenía como objetivo maquillar las emisiones de los óxidos de nitrógeno (NOx), un gas cancerígeno que se ha convertido en la pesadilla de las grandes ciudades envueltas en nubes de polución que obligan a miles de personas a acudir al hospital por problemas respiratorios. Con el dispositivo fraudulento, los motores de Volkswagen detectaban que estaban siendo sometidos a una prueba y reducían de forma temporal sus emisiones. Al acabar la prueba, esos coches emitían unos niveles de NOx de 10 a 40 veces más de lo permitido por la autoridad medioambiental de Estados Unidos.

EMISIONES AL ALZA

El origen de la investigación por parte de la autoridad medioambiental de California se encuentra en la discrepancia entre los niveles teóricos de emisiones obtenidos en las pruebas de homologación de los vehículos y la persistente boina marronosa que envolvía a las ciudades. Esa misma discrepancia se observa en las grandes aglomeraciones urbanas europeas como Madrid y Barcelona, en las que crece la preocupación por los frecuentes episodios de polución elevada.

«En los últimos 10 años, las emisiones de NOx han subido, lo que es contradictorio con los efectos que debería tener la renovación del parque automovilístico con vehículos mucho menos contaminantes», aseguró Assumpta Farran, directora de Qualitat Ambiental de la Generalitat. Se trata de una preocupación compartida por las regiones que forman parte de la red europea Air, de la que forma parte Catalunya, que han exigido a la Comisión Europea «un marco legal nuevo -indicó Farran- para medir y controlar las emisiones de gases ante la certeza de que los resultados de las pruebas de laboratorio no son realistas». «El caso de Volkswagen ha sido un toque de alerta que ha venido de Estados Unidos», añadió.

Los expertos comunitarios ya advirtieron en el 2013 de que las pruebas de laboratorio no se ajustaban a las emisiones reales de los vehículos en carretera, y del posible uso de dispositivos de desactivación de los controles. Bruselas se escuda en que el control de gases corresponde a los Estados miembros, pero reconoce que hay que mejorar el marco regulador con reformas que se deberían de aplicar con rapidez.

DEL LABORATORIO A LA CARRETERA

Eso es precisamente lo que ha empezado a poner en marcha la agencia de medio ambiente de California, considerada internacionalmente como una punta de lanza en los controles de emisiones de gases. Sus inspectores han dejado el laboratorio y han instalado medidores portátiles en los coches probados con tráfico real. De esa manera, evitaron que el software tramposo de activara.

Las administraciones medioambientales de todo el mundo trabajan para modificar y unificar los criterios para las pruebas de homologación de vehículos, aunque «encontrar un test ideal que refleje las emisiones reales es imposible», según advirtió el presidente de la Sociedad de Técnicos de Automoción, Francesc González Balmas. A su juicio, «sería recomendable sustituir los coches diésel por otros con propulsiones alternativas como los híbridos y los eléctricos» para evitar los problemas de contaminación.

El auge de los motores de gasóleo, que suman el 65% de las ventas de coches nuevos en España, se debe, según González, a que es más eficiente que los motores de gasolina y a la dinámica del mercado y la industria, que han apostado por el diésel.