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Desayuno con paro y estadísticas

JESÚS RIVASÉS

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Hoy toca desayuno con paro y estadísticas. Nada que ver con el Desayuno con diamantes, aquella película que protagonizaron Audrie Hepburn y George Pepper, basada en la novela del mismo título de Truman Capote. Tampoco la España de 2014 tiene nada que ver con los Estados Unidos de 1961, pero la tragedia del paro es casi siempre similar

El INE, que preside Gregorio Arroyo, da hoy los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año, que es un periodo tradicionalmente malo para el empleo. En el 2013 el paro subió en 237.300 personas; en el 2012, 365.900, y el 2009, en la era Zapatero, fue el peor principio de año en mucho tiempo, con un aumento del desempleo de 802.800 personas. Este año la incertidumbre aumenta porque el INE ha actualizado el censo y la metodología, lo que ha significado que el 2013 terminó con 377.000 más con trabajo de las que se pensaba, pero también con 39.300 parados más. Y cerró con 5.935.600 desempleados. Eso significa que por muy buenos que hayan sido los meses de enero, febrero y marzo de 2014, es probable que el paro haya vuelto a superar la cifra de los 6.000.000 de personas, cuyo único valor económico es el de que es una cifra redonda. El empleo en España tiene los problemas y el drama es casi idéntico con 5,99 millones de parados que con 6 millones, aunque números redondos tengan una magia especial.

El valor de la EPA del primer trimestre habrá que buscarlo en la evolución del desempleo y en comparación con los años anteriores y, con respecto a ellos, las previsiones son optimistas. Las cifras de la EPA, por otra parte, son estadísticas, las mejores, pero estadísticas, y rechinarán con las del paro registrado, que con 4,79 millones de parados en marzo son bastante menores, aunque no menos dramáticas.

La discusión sobre la exactitud de unas y otras es tan bizantina como estéril, a pesar de que políticos y analistas las utilizan según su conveniencia. La exactitud estadística quizá sea una quimera, como explicaba con gracia el ya desaparecido Julio Alcaide Inchausti, padre de la moderna estadística española. Cuando ya era una autoridad y respetado por todos, decía que cuando se muriera, él que creía haber sido un buen cristiano, esperaba ir al cielo. Allí, imaginaba que se encontraría con San Pedro y, si se lo permitía -y confiaba que fuera así- le preguntaría una sola cosa, que completaría su dicha celestial. Esa pregunta sería: «San Pedro, ¿me podría decir cuál es el PIB exacto de España?», porqué como el mismo Inchausti explicaba a sus alumnos, el cálculo estadístico preciso era imposible, algo que quizá pase también con el paro. Por eso, la tragedia no varía si el desayuno es con 5,99 millones o 6 millones de parados. Y nada de diamantes.