Las responsabilidades de la crisis

Blesa reúne en un día 2,5 millones de euros para salir de la cárcel

Furgón de la Guardia Civil, anoche, en los juzgados de Plaza de Castilla.

Furgón de la Guardia Civil, anoche, en los juzgados de Plaza de Castilla.

MARGARITA BATALLAS
MADRID

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Ni un día ha pasado el que fuera presidente de Caja Madrid Miguel Blesa en la cárcel madrileña de Soto del Real. Sus amigos se movilizaron desde las ocho de la tarde del pasado jueves cuando se supo que se había decretado su ingreso en prisión eludible bajo fianza de 2,5 millones de euros. Su entrada a la cárcel la decidió el juez Elpidio José Silva, un magistrado «peculiar», según fuentes jurídicas, que pone a caer de un burro al banquero que gestionó la entidad «de manera presidencialista» e impulsó «aventuras económicas» que llevaron probablemente al colapso a Caja Madrid (ahora Bankia), según consta en el auto de prisión.

Blesa ingresó a primera hora de la noche del pasado jueves en la cárcel tras permanecer más de siete horas en el Juzgado número 9 de Madrid. Durante su estancia en la sede judicial estuvo acompañado por sus letrados que ayer le fueron a esperar a la puerta de la cárcel. El banquero abandonó la prisión vestido con un jersey verde y pantalones de sport y no quiso hacer declaraciones. Y es que lo más probable es que para él lo más importante fuera agradecer a sus allegados que le hubieran prestado el dinero para salir del penal.

El banquero se negó a declarar ante el juez y la acusación de Manos Limpias y solo contestó a algunas preguntas de su letrado, Carlos Aguilar, cuando fue interrogado por Silva el jueves. Sin embargo, sus explicaciones no fueron «razonables», según revela el togado en el auto de prisión. El magistrado le reprocha, por ejemplo, que negara que precisara autorización de la Comunidad de Madrid para adquirir el banco de Florida y que justificara esta operación porque Caja Madrid «era mejor banco, más dimensionado y en suma, más rentable» que sus competidores.

LAS CRÍTICAS DEL JUEZ/ El togado tampoco entiende cómo Blesa se metió en esta compra cuando «en medio de una tempestad, no existe barco que, a todas luces, tenga que aguantar, ni ante la presencia de un tsunami, mejor o peor tumbona para pasar la tarde tomando el sol». Asimismo, el juez no comprende que, a diferencia de otras entidades financieras, decidiera comprar este banco cuando sus competidores «se han lanzado al mercado de Estados Unidos a través de una lenta penetración, cimentando valor reputacional de forma táctica y paulatina, a través de mercados próximos» como México.

Además, el magistrado le reprocha que se ampare en un informe del Banco de España para llevar a cabo esta adquisición cuando todo el mundo sabe que el órgano regulador «no conoce, ni puede conocer, la profunda y concreta estructura de negocio de las diferentes entidades bajo su control».

Por ello, le acusa de haber podido ocasionar «directamente daños o perjuicios económicos severos» a la entidad. Y lo hizo no por ser un ignorante; más bien al contrario. El togado sostiene que Blesa goza de experiencia en materia bancaria «a nivel de experto». Por este motivo, afirma que su actuación respondió al incumplimiento de protocolos «de eminente relevancia a la hora de aquilatar el riesgo asumible normalmente en el desenvolvimiento del negocio bancario».

El juez también afirma que la pérdida de 500 millones de euros que sufrió Caja Madrid con la compra del Banco de Florida era «previsible y anticipable» por la «ausencia total de la mínima diligencia en la gestión y destino proyectado para los fondos» de esta entidad lo que unido a la crisis económica llevó al colapso del banco. «En definitiva -sostiene-, aquí la tormenta perfecta no dependió de constantes climatológicas sino del propio proceder directo del imputado Blesa».

El juez llega a la misma conclusión acerca de la concesión de un préstamo de 26 millones de euros al expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán (hoy preso por ocultar sus bienes para no pagar a sus acreedores) porque no hizo nada bien. El juez le recrimina que no estudiara «el riesgo atinente» a Viajes Marsans, que no tasara las fincas que puso como garantía el empresario y que cuando este no pudo devolver el crédito lo único que hiciera fue concederle otro.

Una actuación, según el togado, «desviada y torticera» para burlar los controles de la Comunidad de Madrid y del consejo del banco. Por ello, tilda la gestión de Blesa de «aberrante» y «de inactividad deliberada» que no respondió a «meras carambolas ni casualidades ajenas al quehacer o la responsabilidad de quienes debían velar por una gestión no ya buena, sino razonable, de los intereses de la entidad de crédito». Y subraya que el «proceder» del banquero «no fue esporádico o aislado»

LA IMPUTACIÓN/ El juez imputa a Blesa los delitos de administración desleal, societario, apropiación indebida y falsedad en documento público. También asegura que existe un evidente riesgo de fuga y de destrucción de pruebas. Y establece la cantidad de 2,5 millones de euros porque es «un acicate» para que responda ante la justicia «ante la pérdida patrimonial que para el mismo representaría la adjudicación de la fianza para el Estado».