Andorra paradisiaca

El país ha acelerado la actuación policial ante el temor a que haya un desmoronamiento de todo el sector financiero y, con él, del principado

OLGA GRAU / BARCELONA

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Andorra es un país de 83.000 habitantes con un PIB que suma 48.000 millones de euros y un sector financiero que pesa un 19% de la economía. Pero la banca andorrana, formada por los grupos Andbank, Crèdit Andorrà, Banca Mora, Banca Privada d'Andorra (BPA) y Banc Sabadell d'Andorra, supone mucho más que ese 19% del PIB y 1.434 puestos de trabajo.

El país pirenaico se sustenta en un círculo virtuoso perfecto en el que el Gobierno emite deuda pública para financiarse y esa deuda la compran los bancos andorranos, que a su vez son propiedad de familias acaudaladas del país que poseen los centros comerciales, la industria tabaquera y buena parte del sector servicios de Andorra, desde hoteles hasta gasolineras. El dinero fluye de forma circular y permite al Principat prescindir de la financiación internacional y de la asistencia del Banco Central Europeo (BCE), del que se encuentran aislados al estar fuera de las instituciones europeas.

A modo de ejemplo, el pasado 3 de diciembre del 2014, el ministerio de Finanzas de Andorra realizó una emisión de bonos a largo plazo por valor de 100 millones de euros y se colocó íntegramente en el sistema bancario del país.

«Andorra siempre ha tenido un exceso de liquidez porque ha sido un plaza a la que los clientes traían sus ahorros o sus patrimonios al ser un paraíso fiscal», relata un alto ejecutivo bancario español que explica así como la banca siempre ha financiado al Gobierno.

Esta es una de las principales claves para entender por qué el Gobierno de Andorra ha acelerado la actuación policial y está colaborando estrechamente con las autoridades de EEUU.

La crisis de BPA no tiene precedentes en Andorra. El banco, intervenido esta semana por el Institut Nacional Andorrà de Finances (INAF), está relacionado con el crimen organizado internacional. ¿Cómo un banco situado en el territorio europeo puede haber facilitado durante años el blanqueo de dinero de los peores delincuentes? Es la pregunta se que hacen todos y que pone en duda el conjunto del sector financiero andorrano.

«El efecto contagio para el resto de la banca andorrana es muy grave, está en peligro todo el sistema si no se actúa rápido», explica un banquero andorrano. Y si cae la banca, el país va detrás puesto que es la única fuente de financiación. El primer aviso lo dio la agencia de calificación Standard & Poor's el pasado viernes al bajar el rating del país. Por la noche, se producía la primera detención, la del consejero delegado de BPA, Joan Pau Miquel.

LAS GRANDES FAMILIAS

El auge del sector financiero del pequeño Estado pirenaico se inició tras la segunda guerra mundial y se nutrió de la captación de dinero de ciudadanos franceses y españoles durante la etapa franquista.

Detrás de los cinco bancos se encuentran las grandes fortunas andorranas. Andbank, nacida en el 2001 de la fusión de la antiguas Banca Reig y Banc Agrícol, pertenece a las familias Cerqueda y Ribas y compró en el 2014 en España el negocio de banca minorista de Inversis, propiedad de Banca March. Las familias tienen intereses en la industria tabaquera, inmobiliaria y en el sector servicios.

Por su parte, Crèdit Andorrà está controlado por tres clanes: los Pintat, Casal y Reig. Los Reig tienen intereses en el negocio inmobiliario, tabaquero (puros Reig) y comercial (los almacenes Pyrénées).

BPA, acusada ahora de blanqueo de capitales del crimen organizado, es propiedad de la familia Cierco, que entró en España en el 2011 con la compra de Banco de Madrid. Los Cierco gestionan Industries Montanya (productora de tabaco) y tienen intereses en Hotels Plaza y en Petrolis Principat, que cuentan con la distribución de los carburantes de BP en Andorra. Finalmente, Banca Mora es propiedad de las familias Aristot y Mora, mientras que el Banc Sabadell d'Andorra tiene en su capital al Sabadell y a accionistas minoritarios andorranos.