PRIMERO DE MES

Sembrad lectores

NAJAT EL HACHMI

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A cualquier persona que tenga un papel, protagonista o secundario, en la educación de niños y de adolescentes, una súplica, un deseo: sembrad lectores.

A los maestros que pasáis una buena parte del día con nuestros hijos, a los que servís de ejemplo y de referente, vosotros que sois formadores de personas más que transmisores de información, sed valientes y haced lo posible para que vuestros alumnos se conviertan en lectores de textos con contenido. No os dejéis vencer por quienes dicen que, como no les gusta leer, hay que conformarse con que lean cualquier cosa.

A los padres y personas que forman parte del día a día de pequeños y jóvenes: entendamos de una vez por todas que la lectura no es un mero entretenimiento, que si conseguimos hijos lectores aumentarán exponencialmente las posibilidades de que sean adultos comprometidos, críticos y sensibles con la realidad que los rodea. Pero para ello debemos asumir nuestro papel de prescriptores autorizados. Averigüemos qué podrían leer que les sea interesante y les nutra al mismo tiempo. No es fácil, pero hay un truco que falla poco: la mejor manera de optar a hacer hijos lectores es ser padres lectores. No les digáis que lean, leed vosotros y contagiadles el placer que os provoca hacerlo.

A otros adultos: no menospreciéis la lectura, no desprestigiéis su utilidad porque sin lectura, sin escritura que recoja el testigo de lo que fuimos, no seríamos lo que somos. Ni científicos, ni deportistas, ni actores, ni economistas, ni empresarios.

A los editores: sed conscientes de que los lectores más jóvenes son el tesoro más preciado de que disponéis y no os dejéis arrastrar por la necesidad inmediata de hacer aumentar las cifras de ventas. Si sembráis lectores hoy, no os faltarán el día de mañana. Si solo conseguís compradores de volúmenes, cualquier otro entretenimiento más seductor se convertirá en prioridad para ellos.

A los escritores: respetemos a niños y jóvenes. No dejemos nunca de tocar el núcleo de los temas universales por pequeño que sea nuestro lector.

Todos vosotros, nosotros debemos asumir nuestra responsabilidad de transmisores de este bien inmaterial. Seamos autoridades sin complejos y no nos conformemos con hacer de nuestros hijos meros consumidores de páginas rellenadas para engrosar las listas de los más vendidos, porque hay en juego mucho más que un baile de números. La educación no puede ser tarea de una sola pareja o persona, y uno de los fundamentos de cualquier civilización es su literatura. El antídoto al retroceso de lectores no es masticar cada vez más los contenidos para acabar dando papilla a todo el mundo. El antídoto es que descubran que con la inversión de un considerable esfuerzo inicial pronto se les abrirán las puertas de todos los mundos que han sido escritos y serán parte de la historia. Hagamos lo que explica Mathias Enard en su novela 'Háblales de batallas, de reyes y elefantes': “Como son niños, háblales de batallas y reyes, de caballos, demonios, elefantes y ángeles, pero no dejes de hablarles de amor y cosas parecidas”.