Distrito 10, Sant Martí

Oliva Artés pone la directa para contar la historia urbana

Alba Peña
BARCELONA

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Bajo la lona que la cubre se acumulan las huellas de un pasado largo y difícil. Muchos años de abandono que, sin embargo, pronto quedarán atrás. En apenas dos meses, la nave Oliva Artés, una fábrica de motores del siglo XIX que cesó su actividad a finales de los 90, se sacudirá el polvo para convertirse en la nueva sede del Museu d'Història de Barcelona (Muhba). El próximo mes de febrero empezarán las obras de remodelación y, si todo va según lo previsto, en el 2012 el Parc Central del barrio del Poblenou, donde está ubicada esta nave, abrirá una ventana a la cultura a través de la Barcelona contemporánea.

La temática del museo girará en torno a la historia más reciente de la ciudad, entre los siglos XVIII y XX, y complementará al resto de centros culturales donde también se recupera la historia contemporánea de la ciudad tales como el centro de interpretación que se instalará en la Fabra i Coats, en Sant Andreu, o Vil·la Joana, que se convertirá en la Casa Verdaguer. En el caso de Oliva Artés, el objetivo es que el visitante entienda cómo Barcelona se ha transformado en lo que es hoy.

EL PASADO INDUSTRIAL / «En una época posindustrial tenemos que explicar la anterior era industrial». Así defiende este ambicioso proyecto el director del Muhba, Joan Roca, quien añade que «está muy bien explicar esta parte de la historia desde una antigua periferia industrial que hoy ya es parte del centro urbano de la ciudad». Y es que hay una relación muy simbólica entre el contenido y el continente. El hecho de que una fábrica como esta, que es un referente de la época de expansión industrial barcelonesa, acoja un museo donde se explicará precisamente esta parte de la historia de la ciudad crea una sinergia muy significativa.

«No es un museo cerrado, sino abierto, extrovertido». Con estas palabras, Joan Roca explica la filosofía de este museo. Un espacio que conectará con el visitante a través de un recorrido histórico pero, sobre todo, humano. En la primera planta se podrá ver un flash de la ciudad actual para situar al visitante, que luego será espectador de un recorrido por la Barcelona de los últimos dos siglos; la Barcelona industrial.

FECHAS IMPORTANTES // A menudo, lo que marca la historia que luego será contada son una serie de momentos claves, como aquellos instantes de la vida de cada uno que nos convierten en lo que somos. Por eso, en el Muhba Oliva Artés habrá un espacio dedicado a esas fechas tan importantes, como la Setmana Tràgica o la década de 1850, cuando se impulsó el Plan Cerdà. Momentos significativos que han contribuido a hacer de Barcelona la ciudad que hoy conocemos.

En el piso superior, el visitante del museo construirá su propia mirada histórica. La ciudad vista desde diferentes entornos contemporáneos, como la escuela, una fábrica o un parque, harán que el espectador confronte la vida personal y la de la ciudad. Un espacio que conecta también con visitantes de todo el mundo, que comprobarán en qué se parece o diferencia Barcelona de su ciudad de origen. «Una ciudad que se sabe explicar bien se convierte en algo interesante para compararla con otras ciudades», dice Roca.

INTERIOR BIEN CONSERVADO / Y si la relación entre el espacio y el museo es tan estrecha y delicada, el proyecto arquitectónico no podía ser menos. Por eso, uno de los aspectos más característicos de la reconstrucción de esta nave es la conservación del interior.

Según explica su arquitecto, Jordi Badia, «la mayoría de experiencias de este tipo, incluso a escala europea, mantienen las fachadas y reforman los interiores». Sin embargo, en este caso se encontraron un interior de planta basilical «extremadamente interesante y bien conservado». El material con que se construyó remitía a la época de la revolución industrial. Por esta razón, el equipo