La celebración

«Dejar de ser imbéciles»

Mas charla con De Gispert en un momento de la ceremonia.

Mas charla con De Gispert en un momento de la ceremonia.

RAFA JULVE / JOSE RICO
BARCELONA

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Desde que, bajo la presidencia de Pasqual Maragall, el Govern de la Generalitat decidió organizar un acto abierto en el parque de la Ciutadella para conmemorar la Diada, siempre se había oído algún que otro grito entre el público reclamando la independencia de Catalunya. Proclamas que solían llegar de la zona más alejada del escenario y del área reservada a las personalidades. Ayer volvieron a ser las decenas de ciudadanos situados en aquel espacio los que volvieron a iniciar los cánticos de«in-inde-independència»mientras enarbolaban decenas deestelades. Pero hubo una diferencia: en la parte noble del recinto, en la que se habilitaron casi 2.000 sillas y otros tantos programas de mano reconvertidos en abanico para soportar el calor, hubo no pocas personas que secundaron esa reclamación con menos timidez que antaño.

Tampoco es que la celebración fuera uncontinuumde coros soberanistas, aunque el ambiente era más propicio que nunca y el poso de todo el acto iba en ese sentido. Se oyó un aislado «escolti, president, Catalunya independent» y se optó entonces por guardar un solemne respeto a la ceremonia, centrada este año en la defensa del catalán como respuesta a las«agresiones sufridas»desde instancias judiciales como el Tribunal Supremo. Hubo un recuerdo a los afectados por los fuegos del Empordà de este verano -el alcalde de Campmany, Jesús Figa, fue quien entregó lasenyeraalpresidentMas-, pero antes de que empezara a sonarLa Muixerangade Algemesí para abrir la conmemoración, la presentadora, Mònica Terribas, ya había dejado claro que todo giraría en torno al tributo a la lengua común de Catalunya, la Comunidad Valenciana y Baleares.

Entre otros autores, se recordaron los 150 años de la muerte de Antoni Maria Alcover y el centenario del nacimiento de Pere Calders, Tísner y Joan Sales, de quien Terribas recuperó el siguiente comentario: «Desde hace 500 años, los catalanes hemos sido unos imbéciles. ¿Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, sino de dejar de ser imbéciles».El público reaccionó con risas, primero, y, después, con un arreón de gritos de«in-inde-independència»que llevaron a la presentadora a esperar unos segundos para retomar el guion mientras la líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, la miraba con gesto serio.

Un 'castell', cuatro barras

Los miembros del Govern, en cambio, se mostraron mucho más distendidos. Escucharon atentamente la interpretación de Las Migas, disfrutaron cuando Maria de Medeiros interpretóAixí com cell que es veu prop de la mortde Ausiàs March, sonrieron cuando Roger Mas recuperó la profecía de Francesc Pujols que reza que «els catalans s'ho trobaran tot pagat» por el hecho de serlo (y asintieron cuando Terribas señaló que hoy pasa lo contrario) y se emocionaron cuando los Castellers de Vilafranca hicieron cuatro pilares para simbolizar lasenyera. Después llegó el turno deEls Segadors.Y más gritos de«in-inde-independència».