MIRADOR

Una manita y Xavi, Iniesta y Cesc de espectadores

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Era, sí, una mala noche para dejar de fumar. Era, sin duda, el peor partido que el Mallorca podía afrontar para intentar reivindicarse de su delicado momento. Mala pinta para los rojillos, que ni siquiera supieron, pudieron y quisieron aprovecharse de la jornada en la quePep Guardioladecidió dar descanso a sus tres mejores cerebros, a sus auténticos fabricantes de milagros, a los ingenieros de la sala de máquinas.

Porque el míster de Santpedor decidió queXavi luciese lindo en la tribuna e IniestayCescse limitasen a ofrecer agua a sus compañeros desde el banquillo o a celebrar la manita que sus colegas y amigos iban fabricando poco a poco. Ni siquiera en esas circunstancias, ni siquiera la noche en la queGuardiola se permitió el lujo de seguir fardando y luciendo Masia, conCuencayDeulofeuflanqueando aMessi(porque laPulgano descansa, por temor a que se enfade), los rojillos, que tenían cara de víctimas («en cuanto encajamos el primero toda la convicción con la que habíamos saltado al campo se vino abajo», explicóJoaquín Caparrós), fueron capaces, no de conseguir el milagro, imposible con este Barça, sino tan siquiera de romper las cinco jornadas sin ganar o salir del Camp Nou con un resultado decente. «Lo malo no es perder --explicó el entrenador de Utrera del Mallorca-- sino la cara que se te queda cuando, intentándolo, siempre acabas goleado frente al Barça». Lo cierto es queCaparrós, que lleva siete enfrentamientos sin poder ganar al técnico azulgrana (seis derrotas y un empate), siempre dio la sensación de haber descontado este partido, sabedor de que esta no es la Liga del Mallorca. Y ese es el principal problema actual de los rojillos, que, con el club en los juzgados, la destitución de su primer técnico, el abandono de la familiaNadal de la primera línea de acción y con su afición demasiado resignada a sufrir, no tiene más remedio que buscar cuanto antes los 40 puntos que le salven, de nuevo, de descender, cosa que el pasado año consiguió en el último segundo y gracias a un gol externo.

El Mallorca permitió al futuro Balón de Oro abandonar su crisis y al portentosoVíctor Valdésrozar (solo le quedan 37 minutos) el récord de imbatibilidad en la portería azulgrana deMiguel Reina,que estuvo 824 minutos sin encajar un gol. YValdésno está en esa lista de estrellas. Y debería estarlo pues, hoy por hoy, cuesta encontrar otro portero de su nivel, de su calidad.