"Ya tocaba tras seis años corriendo"

Eva Botello solo pretende llegar para cumplir el sueño de centenares de debutantes

Eva Botello, en el interior del Museu Blau, junto a la curva del Fòrum, otra imagen del maratón 2015.

Eva Botello, en el interior del Museu Blau, junto a la curva del Fòrum, otra imagen del maratón 2015. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Un buen día, de eso ya hace seis años, Eva Botello se compró unas zapatillas y comenzó a correr; primero algo y después, un poco más. Un domingo se apuntó a una carrera de 5.000. Luego llegaron los 10 kilómetros para dar, a continuación, el salto al medio maratón. ¿Qué le faltaba? «Ya tocaba el maratón, tras seis años corriendo».

Le gusta viajar para disputar medio maratones, o pruebas parecidas, como la Behobia-San Sebastián. «He corrido en varios lugares de España, pero tenía claro que cuando debutase en un maratón solo podía ser en el de mi ciudad. Y ha llegado el día». Eva representa el modelo de mujer, de atleta popular, que ha hecho del running una parte de su vida, la que le entretiene, la que le ayuda a olvidar los quebraderos de cabeza.

Los mediodías no son un espacio dedicados a la gastronomía. Es cuando ella se viste de atleta, queda con los amigos, con el grupo, donde no falta ni el entrenador. Un día toca fondo, el Fórum o el hotel W, desde el corazón del Eixample, o super fondo, una ascensión hasta lo alto del castillo de Monjuïc, en cuya subida nunca falta el demarraje de alguno de sus acompañantes.

Y, para entrenar, para que el esfuerzo diario tenga su fruto, nada mejor que apuntarse prácticamente todos los domingos a una carrera popular, casi siempre en compañía de su amiga Carmen, quien al final ha desistido, también por problemas físicos, de disputar el maratón, a pesar de contar con un dorsal.

«Lo que más preocupa es encontrarme sola. Sobre todo al final de la carrera, ya que todos hablan del muro, que suele aparecer a partir del kilómetro 30. Al principio, creo, por mi experiencia en medio maratones, que sabré moverme sin dificultades». Sus amigos, sin embargo, la arroparán en la última parte del recorrido, donde, además, la presencia de público, animando a los participantes, en el centro de Barcelona, por los alrededores de la plaza de Catalunya (en subida), es determinante para que muchos competidores, gracias a los aplausos, completen el maratón. Eva no será la excepción. «Me gustaría bajar de cuatro horas, pero, sobre todo, enamorarme de la disciplina, porque mi sueño es apuntarme, dentro de dos o tres años, nada menos que al maratón de Nueva York». Por Barcelona se empieza. Barcelona la espera. Eva no estará sola, como los otros casi 20.000 inscritos.