El Madrid firma un pésima entrega en Polonia

El equipo de Zidane rescata un empate agónico ante el débil Legia tras adelantarse con dos goles

Lucas Vázquez se lamenta tras enviar un disparo al larguero en el final del encuentro

Lucas Vázquez se lamenta tras enviar un disparo al larguero en el final del encuentro / periodico

ANTONIO MERINO / MADRID

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Sin público, con una renta de dos goles y con todo a favor para meterse en octavos, el Madrid bordeó el ridículo en el Ejército Polaco, el feudo del Legia que asistió mudo a una lamentable entrega de un equipo incapaz de mantenerse en pie y de mandar en un encuentro diseñado para la goleada, pero que terminó con un pírrico empate (3-3) que deja un regusto muy amargo. Tras adelantarse en dos ocasiones, el Legia le sacó los colores al Madrid, que pensó que aquello era una pachanga. Tres goles de los polacos que se unieron a un penalti no señalado a favor del Legia.

No se sabe qué hubiera hecho la afición del Legia de haber poblado las desnudas gradas del estadio. Remontarle dos goles al Madrid hubiera desatado la euforia de una afición que vio muy de cerca la derrota y que pasó a erigirse en el dueño de un choque que no fue capaz de gobernar su millonario rival. Los dos goles en poco más de media hora y varias ocasiones muy claras no fueron suficiente para un Madrid que apenas se sostuvo cuando el Legia se le vino encima y que salvó los muebles con un gol de Kovacic a tres minutos del final.

VUELVEN LOS FANTASMAS

Un empate que no sabe a nada y que rescata todos los fantasmas que rodean a un equipo que volvió a acomodarse alrededor de lo que pudiera dictar un marcador proclive a la opulencia, tal como hizo el Borussia Dortmund, que le metió seis goles con público al entusiasta pero blando Legia, que frente al Madrid sumó su primer punto después de tres derrotas. Mientras, el equipo blanco salda su segunda visita con otro empate. 

EXPERIMENTO DE ZIDANE

En su partido 100 con el Madrid, entre el Castilla y el primer equipo, Zidane se marcó un experimento que acabó por estallarle en las manos. Apostó por su innegociable BBC, a la que añadió la presencia de Morata, el delantero que pide paso a gritos y al que todos ven con la capacidad suficiente como para ocupar el puesto de Benzema, pero que cuando sale de inicio se queda seco.

La idea de Zidane, con Kroos y Kovacic en el centro del campo, habría tenido sentido si el Madrid hubiera marcado las ocasiones y no se hubiera abandonado tras verse arriba en el marcador hasta verse superado por un rival que creció ante la inoperancia del equipo blanco. Con las gradas prácticamente vacías por esa sanción de la UEFA al Legia, el Madrid se encargó de enfriar aún más el gélido ambiente de manera inmediata. No se había cumplido el primer minito cuando un centro de Coentrao lo prolongó Ronaldo de cabeza para que Bale se sacara un zurdazo desde fuera del área. Un gran gol que hacía presagiar una noche dulce para el Madrid.

En medio de la presión del equipo de Zidane, al que no le costaba demasiado recuperar el balón, llegaron dos ocasiones muy claras, la más clara fue un cabezazo de Varane tras un saque de esquina que Pazdan sacó de la línea de gol (m. 16). Poco a poco, el Madrid iba redactando el indulto de un rival que vio cómo el árbitro no señalaba un penalti de Coentrao sobre Radovic, al que derribó tras ponerle la mano en la cara (m. 19).

Tras una nueva ocasión del equipo de Zidane, con un cabezazo de Bale que sacó Malarz, el Madrid hacía el segundo en un excelente pase de Kovacic para Bale que asistió a Benzema, que marcó con la derecha (m. 35). Se ampliaba la brecha antes de volver a las andadas con errores de bulto, con una confianza extrema y una incapacidad inexplicable.

ERROR DE NAVAS

En su obsesión por hacer muchos goles, el Madrid se olvidó de cualquier idea del equilibrio, así como de cerrar los huecos. No lo hizo en el primer tanto polaco, en donde Odjijdja encontró una autopista. Sin que nadie le encimara, el jugador de Legia se sacó un tremendo disparo con la izquierda que se coló en la portería de Keylor Navas después de dar en el poste (m. 40). Un gran gol que retrataba a la zaga blanca, que iba a volver a las andadas con el tanto del empate polaco, en un disparo de Radovic que tampoco encontró oposición y que Keylor Navas se comió (m. 58).

Era el segundo disparo del Legia y la constatación de que el Madrid regresaba a la penumbra. Moulin encendió el partido con el tercer tanto, que ponía al Madrid contra las cuerdas (m. 82). Luego Kovacic salvó un punto para rescatar a un equipo que selló una nueva entrega para el olvido y que tendrá que esperar para verse en octavos.

            

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