Análisis
Poner o no poner la mano en el fuego
Esto no será eterno. Tarde o temprano dejaremos de ganar y entonces hemos de ver si tenemos realmente fe en esta forma de ser y de jugar. Y no pongo la mano en el fuego, lo he de ver. Si el club es firme en las convicciones, siempre saldrá adelante, pero lo hemos de ver, porque en los momentos malos se tambalean las ideas». Son palabras dePep Guardiola, de hace apenas quince días, en vísperas del partido de Copa en Mestalla, en medio de aquel contundente y admirado mensaje. Es probable que hoy todavía ponga menos la mano en el fuego ante el futuro que seguirá el club cuando este equipo desaparezca. O incluso antes. Cuando él mismo decida que hasta aquí ha llegado, que ya no siente lo que necesita sentir para continuar.
En los malos momentos, hay una parte del Bar-
ça siempre a punto para sacar a pasear las cuentas pendientes, rencores masticados durante años detrás de una careta, que los éxitos han dejado en un obligado silencio.Guardiola no es perfecto, por supuesto que no, y seguro que ha tomado un sinfín de malas decisiones que el equipo ha compensado y el marcador ha enmascarado, pero es quien ha llevado al Barça más cerca de la perfección y le ha convertido en el mejor de la historia. Y no hay mucho que discutir. Así que se equivoca como cualquiera, pero menos que todos los entrenadores que han pasado por el Camp Nou y no digamos ya los presidentes.
Es curioso que algunas valoraciones de la derrota en Pamplona apuntaran más a la alineación que a los responsables directos de los errores en los tres goles. Se señala más aGuardiolaque aPiqué o aPuyolo a Messi, aunque sea más intocable que nadie y tenga crédito ilimitado. Y no solo eso, en la hora de los reproches, se le acusa decruyffear. Sí,cruyffearcomo un sinónimo de equivocarse, de no elegir bien o hacerlo de forma frívola o de apostar en exceso por los jóvenes (los mejores en Pamplona), como siCruyfffuera el problema y no la causa de lo que es el Barça hoy. Ocurre queGuardiolanunca ha renegado de esa figura para desgracia de quienes todavía arrastran las obsesiones del nuñismo.
Detrás de algunas de las piedras que se han lanzado por haber tirado la Liga en Pamplona dejando fuera aCesc(¿no decían que era un capricho innecesario?),XavieIniestase esconden manos que nunca han tolerado el éxito deGuardiola. Esos tres nombres másBusquetshan coincidido en casi todos los partidos donde la Liga se ha ido escapando punto a punto: Valencia, San Mamés, Getafe, Cornellà, Vila-real. Insinuar queGuardioladecide una alineación sin valorar lo que está en juego y dejar en el aire ese punto de temeridad es directamente una falta de respeto a su trabajo y a la información que solo él maneja.
Así que es fácil pensar que por los únicos que sigue poniendo la mano en el fuego es por los jugadores. Y ese es el único motivo que puede impulsarle a seguir. Cuando todo se acabe, habrá que ver qué camino sigue el club. Hace cuatro días, alguna voz vanguardista ya decía que hay vida después deGuardiolay que vendrá otro igual o mejor que él. Seguro que sí. Que lo busquen los mismos que pedían a gritos aMourinho. Y, sobre todo, que nocruyffee.
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