Nibali cae y discute con Froome tras una llegada caótica

Tony Martin se rompe la clavícula y se convierte en el segundo jersey amarillo que dejará el Tour

El líder Tony Martin, con el brazo inmovilizado, es ayudado por su compañeros del equipo Etixx a cruzar la meta tras caerse en el último kilómetro.

El líder Tony Martin, con el brazo inmovilizado, es ayudado por su compañeros del equipo Etixx a cruzar la meta tras caerse en el último kilómetro. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / / EL HAVRE (enviado especial)

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«Nosotros somos ciclistas, no futbolistas». Así se justificaba Vincenzo Nibali, con el coulote roto en su parte trasera. Era el mismo Nibali que minutos antes había discutido con Chris Froome, en plena carrera; un cruce de palabras no captado por las imágenes de la televisión francesa que prefería estar pendiente del líder, de Tony Martin, envuelto en la misma caída de El Tiburón, en el último kilómetro, en la cuesta que conducía hacia la meta de El Havre.

Discutía Nibali, nervioso, dolorido, enfadado, porque se había caído y confundió a Froome con el corredor francés Warren Barguil, porque vio a su lado a un ciclista con un maillot oscuro y porque creyó ver el jersey del Sky cuando era el del Giant. Nibali se enojó con Froome, al considerar que lo había tirado, y ambos discutieron camino de la meta. Froome le repetía una y otra vez, en esa especie de idioma que habla buena parte del pelotón, mezcla de varias lenguas, que él nada tenía que ver, que ni siquiera se había caído.

Sin embargo, Nibali estaba cruzado; enojado. Pedaleaba de la línea de meta al autobús del Astana, aparcado a unos 200 metros, sin detenerse, sin hablar con nadie, sin querer atender a los periodistas que trataban de requerirlo. Froome, por su parte, no se había quedado tranquilo, no deseaba enemistarse con Nibali, que acostumbra a irritarse más que él cuando la carrera se tuerce. Y porque Nibali ya ha manifestado en público que no le está gustando nada este inicio de Tour, sobre todo tras cortarse el domingo en la etapa en línea por Holanda. El último vencedor del Tour se encuentra en la 13ª plaza de la general, a 1.38 minutos de Froome.

REUNIÓN EN EL AUTOBÚS / Froome tomó una decisión. Antes de dirigirse al autocar del Sky llamó a la puerta del autobús del Astana. Insistía en que quería arreglar la situación, que no le gustaban los malos entendidos. Allí, en la intimidad del vehículo, con Nibali más calmado, conocedor ya de que Froome nada tenía que ver con su caída, hizo  las paces con su rival británico. Froome se sintió aliviado y Nibali justificó su reacción, a la vez que festejó que el tema se hubiera solventado. Y por eso pronunció la frase de que «nosotros somos ciclistas, no futbolistas y por ello hemos hecho las paces». Asunto liquidado.

Porque, de nuevo, en el momento más inesperado, entre los que ya se desentienden de la pelea por el esprint, en la cuesta de El Havre, una bicicleta cambió de dirección inesperadamente y los que estaban a su lado, Nibali y Nairo Quintana, entre otros, se fueron al suelo.

Tony Martín, jersey amarillo, maravilloso contrarrelojista, el corredor alemán que hasta este año siempre había errado en su afán por vestirse de líder en el Tour, escuchó el sonido catastrófico de una clavícula cuando se rompe por el impacto contra el asfalto. Se sentó, se subió a la bici y decidió cruzar la meta, aunque lo hizo ayudado por sus compañeros del Etixx. No podía agarrar el manillar. Mala suerte que enturbió la victoria de su compañero checo Zdenek Stybar, tricampeón del mundo de ciclocrós. Hoy no tomará la salida. Martin será el segundo jersey amarillo que deja el Tour por caída después de Fabian Cancellara.