LA SITUACIÓN AZULGRANA

Neymar, el nuevo faro

Neymar, durante la entrevista concedida a Barça TV.

Neymar, durante la entrevista concedida a Barça TV. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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A la espera de que vuelva Messi, pendiente de que su rodilla izquierda se ponga bien antes de llegar al Bernabéu (21 de noviembre), el Barça es de Neymar. Y de Suárez, también. Pero mucho más del joven brasileño (23 años) que del experto 'nueve' uruguayo porque, sin el 10 y ahora sin Iniesta, el equipo se ha quedado sin regate. A Neymar le toca, por lo tanto, asumir esa función de jugador desequilibrante, capaz de derribar defensas y abrir caminos hacia el gol. En Sevilla, y pese a la derrota, la segunda en la Liga en solo siete jornadas, se vio el compromiso y la responsabilidad de 'Ney'. Tiró en un partido más veces que nunca (9 disparos, 5 a puerta, 1 gol de penalti) que en toda la temporada. A la luz que desprenda el faro de Neymar se agarra también Luis Enrique.

"He cambiado mucho mi juego y mi vida, todo para mejor", declaró este sábado el brasileño a Barça TV. "Quiero seguir haciendo historia en el Barcelona", proclamó el brasileño, asumiendo que tiene que "hacer más" tanto él como el equipo para repetir los éxitos de la pasada temporada.

El Barça necesita de Neymar en este próximo mes y medio, cuando el calendario se dulcifica de tal manera que hay pocas salidas (dos) y no comprometidas: BATE Borisov en la Champions y Getafe en la Liga. Necesita el equipo de la estrella brasileña, al tiempo que necesita adaptarse a la nueva manera de jugar.

Por mucho que mantenga Luis Enrique el tradicional 4-3-3, sea Sergi Roberto lateral derecho o interior zurdo (en ambas posiciones jugó en Sevilla), nada es igual sin el 10. Capaz como es Leo de bajar a recibir al centro del campo para iniciar la jugada y dar pausa al fútbol azulgrana, transformado en esos instantes en un centrocampista más. Y luego es quien inicia y quien también finaliza. Con Neymar, en cambio, el juego del Barça es mucho más vertical, sin tener la elaboración habitual. Coge el balón desde el flanco izquierdo -él no aparece por todo el frente de ataque- y le gusta elegir la ruta más directa a la portería.

COMPROMETIDO

En Sevilla, y una vez superado el impacto de verse sin Messi, Neymar asumió esas funciones que le corresponden. No es Messi. Y sabe que se equivocaría gravemente si pretende serlo. Pero Luis Enrique, al margen de esa derrota, comprobó que el delantero brasileño está más que preparado para aguantar al equipo en estos seis partidos antes de ir al Bernabéu para el clásico. En su tercer curso de azulgrana, y tras superar el delicado año del Tata ("fue muy difícil para mí, nunca había estado lesionado, fue un aprendizaje", precisó), busca lograr la segunda Champions consecutiva. "Tenemos nivel, un gran equipo, podemos ganar otra Champions seguida", explicó Neymar.

Está comprometido y responsabilizado con el equipo. "Soy muy feliz aquí, mucho". Lo está pese a que los problemas extradeportivos -la justicia brasileña le ha bloqueado 42 millones de euros- aparecen a diario. Aunque nada le hace abandonar su actividad en las redes sociales, donde presentó antes de ir a Sevilla su última adquisición -un Ferrari rojo- y lanza sus mensajes. "Encontrar ánimo en el dolor y en el desafío. Esta vida nos coloca ante obstáculos que somos capaces de superar".

UN TRIDENTE DE AMIGOS

Además, Neymar enfatizó la excelente relación que tiene con Messi y Suárez. "Sorprendemos a todos. Antes de venir a Barcelona, dijeron que me iba a pelear con Leo. Pero yo sabía que no pasaría. Desde el principio, Leo me ha ayudado mucho en el campo y fuera", dijo el brasileño. "Nuestra relación es de amistad con Leo y con Suárez". Y a él le toca ser el nuevo faro del Barça mientras Leo no está.

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