El mundo en sus manos

Luis Enrique afronta el reto de ganar la quinta Champions y el triplete, alejado de los temores del pasado

Luis Enrique juguetea con el balón de la final, ayer en el entreno de la ciudad deportiva.

Luis Enrique juguetea con el balón de la final, ayer en el entreno de la ciudad deportiva.

JORDI TIÓ / BARCELONA

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Luis Enrique encarna, hoy por hoy, el profundo cambio de mentalidad que ha experimentado el Barça y su entorno en los últimos años. En otras épocas, la cita con una final de la Champions desatarían todos los fantasmas que, casi genéticamente, han conectado al club más con la derrota que con la victoria. Todo ha cambiado afortunadamente para la entidad azulgrana, que en Berlín aspira a conquistar la quinta Copa de Europa. «Desde Wembley ya no hay tanto miedo a perder», decía ayer Johan Cruyff en EL PERIÓDICO.

Cierto, ahora las finales se afrontan pensando en ganarlas, no en otra cosa, incluso restándoles la trascendencia de otras épocas. «¿Qué si es el partido más importante de mi carrera? La verdad es que ni me lo he planteado. Es la oportunidad de disputar otra final y, nada, encantado y a por ella», sentenció Luis Enrique, con una pasmosa tranquilidad, a las puertas de hacer historia de nuevo.

Y es que el Barça, ya con el doblete en el bolsillo, tiene entre ceja y ceja la ilusión por el triplete. «Es una cosa que a todos los jugadores y al cuerpo técnico nos hace mucha ilusión. Además, sería la segunda vez que se consigue en la historia del club, lo que da la magnitud de lo difícil que es», destacó Luis Enrique.

LAS MISMAS RUTINAS / El técnico azulgrana anda empeñado en dar normalidad a una semana que va adquiriendo trascendencia a medida que se acerca el sábado. «Seguimos haciendo lo que hemos hecho hasta ahora. No hay nada que te dé más confianza que repetir los hábitos que han dado buenos resultados».

No ha cambiado las rutinas del equipo ni tampoco su manera de trabajar, por más que el entorno ande empeñado en que en enero, tras el batacazo de Anoeta, se produjo un punto de inflexión más que evidente. «Soy el mismo del inicio de temporada, lo demás me resbala. Solo me interesa hacer bien mi trabajo y disfrutarlo. No vivo en el mundo de los extremismos», clamó con cierta vehemencia el técnico asturiano, que sigue parapetado en su búnquer personal cuando se le interroga por la próxima temporada. «Mi futuro no depende de esta final».

LOS ALICIENTES / Luis Enrique no solo afronta sin miedo el partido sino que incluso lo ve «divertido» por las variantes futbolísticas que presenta el duelo. «La Juve no tiene solo una idea de juego. No sé si nos apretará arriba o se replegará. Creo que harán de todo en función de lo que se vaya viendo. Es uno de esos partidos para los entrenadores».

Lo que sí tiene claro es cómo quiere que juegue el Barça. «Vamos a intentar tener el balón, como siempre, el mayor tiempo posible, aunque es imposible tenerlo al cien por cien. Cuando no lo tengamos, presionaremos para recuperarlo y aprovechar los espacios que nos deje la Juve». Un equipo que también sabe desplegarse en ataque y que defiende como pocos en Europa. «Ha mejorado mucho la salida del balón y tiene jugadores de gran recorrido como Arturo Vidal y Pogba. Morata también le da un plus de calidad para llegar al gol y también cuenta con Tévez, su jugador de más calidad», sin olvidar a Pirlo, el cerebro: «Intentaremos que no aparezca demasiado».

DUELO ESPECIAL PARA SUÁREZ / Tampoco está preocupado por el reencuentro de Suárez con Chiellini, el central al que mordió en el Mundial. «Solo hemos hablado de fútbol, eso pertenece a la historia y ya hemos dicho infinidad de veces que todos tenemos derecho a equivocarnos».

También está convencido Luis Enrique, a diferencia de Chiellini, de que Messi es capaz de marcar un gol como el del Athletic «a cualquier equipo de cualquier Liga del mundo». Es la diferencia del Barça con el resto. Tiene a Messi. Y con él, el mundo está en sus manos.